Tenemos delante la segunda de las películas basadas en las Cronicas de Narnia de C. S. Lewis. En ésta, los protagonistas retornan, tras un año, al mundo de Narnia convencidos de que todo sigue tal y como lo dejaron 1000 años antes. Sin embargo, una vez allí se encuentran con que un nuevo peligro acecha el paradisíaco mundo de Narnia: unos hombres, los telmarianos, quieren acabar con los animales parlantes y seres extraños que lo habitan. Nuestros cuatro amigos, se aliarán con los narnianos supervivientes y el desterrado príncipe de los telmarianos, Caspian, para recuperar lo que antaño fue Narnia.

Tal y como ocurría en la primera de las películas, ésta basa gran parte de su encanto en la expléndida recreación del mundo creado por C. S. Lewis. Sin embargo; al ser más oscuros los acontecimientos que recrea, parte de ese encanto se pierde. En la primera de las películas, se rebosaba optimismo por doquier; los cuatro protagonistas estaban descubriendo un mundo mágico y totalmente nuevo para ellos. Ahora, el mundo ya lo conocen y su principal cometido se basa en resolver el problema que asola Narnia. En ese sentido, al pretender adultizar la película; tal vez se pierda parte del encanto que tenía la primera.

Su gran pero reside en la poca profundización de los personajes secundarios. A diferencia de su predecesora, estos pierden totalmente el protagonismo en favor de los principales. Eso hace que, por una parte, no consigamos empatizar del todo con el mundo de narnia; y por otra, se extienda ese pasotismo a los demás. Las dos chicas siguen tan bien como antes; es más, creo que incluso mejor. pero los dos chicos han perdido absolutamente toda la naturalidad que tenían en la primera. Caso aparte es Ben Barnes quien parece que está interpretando al típico tío que sale de la ducha en los anuncios de champús, en vez de a un príncipe que quiere recuperar su trono. Tampoco ayudan para nada los típicos amoríos irrelevantes que muchos directores se empeñan en meterlos con calzador; y que, por desgracia, se producen en esta película.

Sin embargo, estamos delante de una película bien construida, entretenida, y que en momentos consigue emocionar al espectador. Si a uno le aburren las películas de fantasía, El Príncipe Caspian, le permitirá contemplar una expléndida fotografía, unos efectos especiales perfectamente bien logrados, y una canción (The Call) absolutamente imprescindible para cualquier melómano.