Lo que decía de los tópicos: el protagonista con trauma cuyas capacidades son puestas en entredicho y que, al borde de licenciarse, tiene que reincorporarse; el típico teniente jovencito que se aturulla en mitad de la acción y que tiene que recurrir al curtido sargento; Michelle Rodríguez volviendo a hacer de ruda soldado...

Las escenas callejeras parecen calcadas a Black Hawk Derribado. Pero lo mejor son esos alienígenas que, después de cruzar la galaxia (la peli presume de realista, así que no contamos con que estos bichos vienen de Marte o Venus sino de muuuuucho más lejos), lo que les presume una superioridad tecnológica más que notable, pretenden tomar el planeta con...infantería. Toma castaña. ¿Son capaces de llegar hasta otro planeta y ni siquiera disponen de un arma de destrucción masiva para aniquilar a la resistencia? La escena final, tras la caída de la gigantesca torre de transmisión, en la que Aaron Eckhart y el resto de sus esforzados y heroicos marines ponen poner pies en polvorosa a los invasores (sí, sí, Eckhart armado con una simple pistola consigue que los aliens SALGAN CORRIENDO, menudos soplagaitas) es tan ridícula que consigue que te rías. Menudos invasores.