A pesar de venir precedida como secuela que mejora a su antecesora, no me parece que Cold Prey II mejore sustancialmente a la primera parte. Nuevamente tarda su media hora larga en arrancar y, como ya sabemos los derroteros por los que va a ir, ni una mínima sorpresa nos depara. Asesino imposible de matar y víctimas que solo saben caerse. Salvo la heroína, que es una fuerza de la naturaleza.

En los slasher no es que uno tenga que ponerse pejiguero con como actúan sus protagonistas: siempre te van a poner nervioso por lo estúpido de su proceder. Es así y no se discute. Aparca el cerebro y disfruta, si esto es lo que te va. Aunque todo lo disfrutable ya ocurrió en Cold Prey I. Salvo la medalla de oro al lanzamiento de piolet que nos brindan al final. Eso sí es como para saludar desde el centro de la plaza, conceder dos orejas y el rabo.