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Voto de KlingonCome:
5
16 de marzo de 2024
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Drama sobre adopciones problemáticas que tiembla cuando cambia de registro en una cuestionable dirección. Una alemana madura, entrenadora de caballos para la policía, tramita la adopción de una niña búlgara de cinco años para darle una hermana a su otra hija, también adoptada. Al poco, los traumas de la pequeña salen a la luz afectando a todo el entorno de su nueva familia.
No se engañen, no tiene nada de terror, por mucho que el giro que va tomando pasada la mitad de metraje la trata de emparentar con otras películas con niño demoníaco o poseído. No va de eso, o al menos no es la intención explícita. No obstante, el tratamiento tirando a naturalista y racional que se dispensa al comportamiento de la pequeña Raya se cuestiona poco a poco, pienso que el pro de darle una salida al personaje de la madre. Con ello, se torpedea la turbia problemática de las adopciones que no salen bien, un asunto doloroso de narrar, y que parecía ser el armazón principal de la trama.
Tenemos a la siempre solvente Nina Hoss como madre coraje, trabajadora además y empeñada en sacar adelante a la agotadora Raya, que exhibe un comportamiento casi de lunática. Y esquivando los embates de del policía que se pasa media película tratando de llevarla al catre, menudo pesado. El giro del que hablaba, que no es un giro como tal sino un sutil cambio de dirección de la trama, se siente demasiado impostado y nos lleva a una conclusión algo torpe y apresurada. No cuadra ni como metáfora ni como elemento explícito de terror. Al final nos quedamos con la sensación de tener una historia entre manos para la que no hubo valor de llevarla hasta sus consecuencias finales.
No se engañen, no tiene nada de terror, por mucho que el giro que va tomando pasada la mitad de metraje la trata de emparentar con otras películas con niño demoníaco o poseído. No va de eso, o al menos no es la intención explícita. No obstante, el tratamiento tirando a naturalista y racional que se dispensa al comportamiento de la pequeña Raya se cuestiona poco a poco, pienso que el pro de darle una salida al personaje de la madre. Con ello, se torpedea la turbia problemática de las adopciones que no salen bien, un asunto doloroso de narrar, y que parecía ser el armazón principal de la trama.
Tenemos a la siempre solvente Nina Hoss como madre coraje, trabajadora además y empeñada en sacar adelante a la agotadora Raya, que exhibe un comportamiento casi de lunática. Y esquivando los embates de del policía que se pasa media película tratando de llevarla al catre, menudo pesado. El giro del que hablaba, que no es un giro como tal sino un sutil cambio de dirección de la trama, se siente demasiado impostado y nos lleva a una conclusión algo torpe y apresurada. No cuadra ni como metáfora ni como elemento explícito de terror. Al final nos quedamos con la sensación de tener una historia entre manos para la que no hubo valor de llevarla hasta sus consecuencias finales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El comportamiento de Raya es tan extremo que cualquiera en su sano juicio la hubiera devuelto al centro de adopción. Pero uno de los aspectos no desarrollados de la cinta es que la madre, que tiene otra hija adoptada, nunca ha sido madre biológica, y tiene esa carencia que, según piensa, puede corregir aprovechando el trauma de Raya, según la explicación del psicólogo. Es decir, intenta ser el referente materno perdido abruptamente por Raya para solucionar sus problemas de conducta, pero al tiempo, para sentir ella aquello que jamás ha sentido al no haber parido nunca. De ahí la renuencia a desprenderse de la niña, pese a poner su mundo patas arriba. Porque no, el paralelismo con el caballo al que insiste en entrenar, pese a demostrar ser indomable, no es suficiente para justificar que tolere las salvajadas de Raya. La conveniencia de tener a aficionados al ocultismo por ahí cerca resta credibilidad a ese giro de guión, que al final se lanza a tumba abierta por lo fantástico, aunque sea de manera sutil.