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Voto de KlingonCome:
3
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Terror
Mary acaba de salir de un hospital psiquiátrico, en el que fue internada tras prender fuego a su novio, un psicópata que la obligaba a mirar cómo asesinaba a sus víctimas. Al poco de empezar a trabajar en una gasolinera remota, las personas empiezan a morir alrededor de la joven, y su ex reaparece. Pero, ¿está realmente allí o se trata del delirio de la protagonista?
14 de agosto de 2020
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pobretón slasher con tintes pretendidamente psicológicos y que en su desarrollo provoca más de un sonrojo. Una chica que acaba de salir de la cárcel, o de un psiquiátrico, porque está de la olla pero cosa mala, consigue un empleo en la estación de servicio más mugrienta y cochambrosa de toda América, incluida América Latina. Allí vivirá una experiencia sangrienta que pondrá a prueba al espectador de cara a averiguar si lo que ocurre es real o fruto de la imaginación de la pobre mujer.
Le cuesta arrancar un horror, con pasajes iniciales verdaderamente anodinos, y luego se alarga hasta la hora y cuarenta cuando podría haberse quedado fácil en hora y veinte. Desde casi el principio la trama invita a dejar volar la imaginación. ¿Esto será un invento de su mente? ¿Este otro personaje será real? ¿Aquello otro ha ocurrido de verdad? Guión tramposo donde los haya y cuya resolución podría satisfacer cualquier teoría previa, ya que no sigue ninguna lógica interna ni existe congruencia alguna.
En su favor hay que hablar de la esforzada interpretación de su protagonista, que es casi lo único salvable. Se dice que no deja de ser un eficaz slasher, pero se olvidan de los miles de slashers que hay tan inmundos como la gasolinera que sirve como escenario, y con los que comparte casi todo lo malo del género. Si les gusta el cine de género pero huyen de fanatismos no van a disfrutar mucho con esta película.
Le cuesta arrancar un horror, con pasajes iniciales verdaderamente anodinos, y luego se alarga hasta la hora y cuarenta cuando podría haberse quedado fácil en hora y veinte. Desde casi el principio la trama invita a dejar volar la imaginación. ¿Esto será un invento de su mente? ¿Este otro personaje será real? ¿Aquello otro ha ocurrido de verdad? Guión tramposo donde los haya y cuya resolución podría satisfacer cualquier teoría previa, ya que no sigue ninguna lógica interna ni existe congruencia alguna.
En su favor hay que hablar de la esforzada interpretación de su protagonista, que es casi lo único salvable. Se dice que no deja de ser un eficaz slasher, pero se olvidan de los miles de slashers que hay tan inmundos como la gasolinera que sirve como escenario, y con los que comparte casi todo lo malo del género. Si les gusta el cine de género pero huyen de fanatismos no van a disfrutar mucho con esta película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Tal y como decía, el final solo puede encajar a martillazos con todo lo visto previamente. Que el cadáver del novio asesino ya no esté allí donde murió cuando ella despierta solo nos deja que fue la propia chica la verdadera asesina durante esa noche (hola, Alta Tensión). Lo cual nos deja toneladas de incongruencias narrativas que solo se explicarían si la prota pudiera teleportarse, tener supervelocidad o gozar del don de la ubicuidad. Cosas muy del sub género y que sus hooligans suelen pasar por alto en pro de la diversión, pero los que damos al play buscando que nos cuenten una historia mínimamente veraz solo podemos torcer el gesto ante tamaña retahíla de sandeces. Ah, también podría ser que el novio asesino fuese inmortal, o que no hubiera muerto de verdad (hola, Jason Vorhees...o Michael Myers o...).
Dos momentos especialmente ridículos: a) la excusa para plantar al asesino allí -una fuga de prisión provocada por la lluvia que 1. la prisión debía tener la robustez de un castillo de arena; 2. parece que allí es costumbre encerrar a los criminales en las cárceles de su mismo pueblo - no puede ser más estúpida y patosa; b) la escena final de la chica embistiendo al novio asesino con la cabeza de ciervo, en la mejor tradición de la escuela taurina. Menudas risas. Que le den la oreja. Aunque, bien pensado, ¿realmente él estuvo allí? Pero qué más da, si de lo que se trata es de servir a la clientela el menú de martillazos, cuchilladas y hemoglobina que tanto les gusta.
Dos momentos especialmente ridículos: a) la excusa para plantar al asesino allí -una fuga de prisión provocada por la lluvia que 1. la prisión debía tener la robustez de un castillo de arena; 2. parece que allí es costumbre encerrar a los criminales en las cárceles de su mismo pueblo - no puede ser más estúpida y patosa; b) la escena final de la chica embistiendo al novio asesino con la cabeza de ciervo, en la mejor tradición de la escuela taurina. Menudas risas. Que le den la oreja. Aunque, bien pensado, ¿realmente él estuvo allí? Pero qué más da, si de lo que se trata es de servir a la clientela el menú de martillazos, cuchilladas y hemoglobina que tanto les gusta.