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Voto de loganxxx:
8
5,6
10.160
Comedia. Fantástico
En un mundo donde no existe la mentira, ni siquiera como concepto, donde todos dicen siempre la verdad sin pensar en las consecuencias, Mark Bellison (Ricky Gervais), un perdedor nato, desarrolla inesperadamente la capacidad de mentir y pronto se da cuenta de que la falta de sinceridad tiene grandes ventajas. En ese tipo de sociedad, Mark no tiene problemas para prosperar y hacer fortuna inventándose historias que todo el mundo cree a pies juntillas. (FILMAFFINITY) [+]
20 de julio de 2010
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La escasísima repercusión comercial de esta joya es una muestra clara del bajísimo nivel de calidad al que está acostumbrado el espectador medio. The invention of liying (cuya traducción al castellano es, una vez más, una paja mental perpetrada por algún comercial tarugo e ignorante) es, probablemente, una de las mejores comedias de lo que va de siglo, y, probablemente, una de las más ingeniosas y brillantes críticas a algo tan ridículo como es la religión. La sola invención de este curioso mundo en el cual no existe la mentira supone no solo un alarde de originalidad, sino el establecimiento y la creación de una base argumental que permite no solo evidenciar las virtudes e inconvenientes del saber mentir, sino recrear situaciones y diálogos tremendamente ingeniosos que ponen en tela de juicio muchas de las absurdas bases que, como animales sociales que somos, hemos tomado como válidas sin plantearnos nunca si son en realidad acertadas.
La absurda necesidad de creer una mentira para ser feliz, por poner un ejemplo, o el propio poder mediático de la mentira como promesa de bienestar construye una especie de fábula agridulce en la que uno se plantea hasta qué punto somos felices a base de creernos lo que queremos creernos, sin evidenciar la realidad que acecha tras nuestra continuamente disimulada infelicidad.
Además, la película está repleta de ideas ingeniosas y diálogos irónicos y corrosivos sobre temas no solo trascendentes, sino puramente mundanos (ojo a los chistes de la Coca Cola), que arrancarán la sonrisa del espectador atento y capaz de leer entre líneas la feroz crítica social que esconde su elaborado y perfectamente escrito guión.
Para terminar, si hubiera que hacerle una pequeña crítica a esta joya esta se centraría en los quince últimos minutos de cinta, donde quizás el exceso de romanticismo empaña un poco todo el mensaje precedente, pero, aun así, la conclusión no consigue herir de muerte a la película, que deja un sabor de boca más que bueno tras su visionado.
La absurda necesidad de creer una mentira para ser feliz, por poner un ejemplo, o el propio poder mediático de la mentira como promesa de bienestar construye una especie de fábula agridulce en la que uno se plantea hasta qué punto somos felices a base de creernos lo que queremos creernos, sin evidenciar la realidad que acecha tras nuestra continuamente disimulada infelicidad.
Además, la película está repleta de ideas ingeniosas y diálogos irónicos y corrosivos sobre temas no solo trascendentes, sino puramente mundanos (ojo a los chistes de la Coca Cola), que arrancarán la sonrisa del espectador atento y capaz de leer entre líneas la feroz crítica social que esconde su elaborado y perfectamente escrito guión.
Para terminar, si hubiera que hacerle una pequeña crítica a esta joya esta se centraría en los quince últimos minutos de cinta, donde quizás el exceso de romanticismo empaña un poco todo el mensaje precedente, pero, aun así, la conclusión no consigue herir de muerte a la película, que deja un sabor de boca más que bueno tras su visionado.