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España España · Barcelona
Voto de Risard:
7
Drama Ricky y su familia han estado luchando contra las deudas desde la crisis financiera del año 2008. Afortunadamente para ellos se presenta una gran oportunidad para conseguir tomarse un respiro y optar, incluso, a algo de independencia gracias a una nueva furgoneta. La familia decide crear una franquicia de entregas a domicilio. Es un trabajo duro y que la mujer de Ricky sea asistente no es algo que facilita la situación. Sin embargo, la ... [+]
23 de noviembre de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La desolada y servil mirada y vocecita de nuestro protagonista ante la idílica propuesta de trabajo es casi reiterativa, pues no parece ser la primera vez que cae ante el sometimiento y la servidumbre ante un puesto de autoridad. Rick, se enfrenta ante la situación clara de esclavitud bajo el mando de un prepotente trepa abusón que tanto predomina hoy día en el panorama laboral.

El propóito de Loach en el recorrido que podemos hacer en su filmografía está claramente el empatizar, indignar y no olvidar a todas esas personas de nuestro alrededor que sufren las injusticias de una devoradora sociedad apática e invasiva, y donde la vida laboral ocupa la mayor parte de nuestro tiempo, donde no queda hueco para momentos íntimos y personales (debido al cansancio) de autoestima para encontrar un momento de paz. Es la explotación laboral, un sistema opresor que saca el jugo al humano cual naranja. Y lo deja seco, totalmente deshidratado y moribundo en una cama de hospital enfermo y consumiendo fármacos mientras prolongan su sufrimiento para... alargarlo y enriquecerse en su lecho de muerte. Eso sin contar el dinero que sacarán una vez fallecido, ataúd, incineradora, nicho... La vida del trabajador medio.

Este cine es social, humano y necesario, para que podamos encontrar un lugar en nuestro interior donde no nos permitamos caer en sumisiones, injuticias y abusos. El cine de Loach vive para recordarnos por qué no debemos permitir un sistema que no beneficia, sino enferma. El drama en esta historia está perfectamente equilibrado con una realidad devoradora, creando víctimas involuntarias ante un aluvión masivo de estrangular un tiempo valioso y creativo, malgastándolo en servir a otros de forma indecorosa. Cuando la angustia posee al espectador, ante la posibilidad de que la desgracia sea todavía mayor, Loach y Laverty nos dan más dosis de realidad sin caer en el esperpento del epectáculo y la exageración, sino con un medido realismo que no puede dejarte indiferente.

Sin Loach el cine no sería lo mismo, es harto necesario como una buena comedia de Allen, o una perversa historia de Haneke. En la variedad está el gusto, y mi favorito de cine social es el grandérrimo británico por antonomasia, sin él, nos faltaría una visita urgente con la realidad a través de la pantalla de la empatía y la equidad. Larga vida, por favor, queremos más.

Para más críticas, en instragram @risard_egoteabsorbo
Risard
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