Hay placer en los bosques sin sendero
Hay éxtasis en las costas solitarias,
Hay sociedad donde nadie se inmiscuye,
junto al océano profundo y música en su rugir.
No amo menos sino más a la naturaleza. Lord Byron

Precioso poema del escritor inglés cuyo pequeño extracto provocan las últimas lágrimas de una afligida y abrumada Meryl Streep, un llanto comprensivo, real, lleno de un lenguaje corporal que solo posee esta actriz, porque SÍ la Streep vuelve a tener una actuación sobresaliente en este film, recordemos que 16 años antes había realizado el papel de una madre que abandona a su esposo e hijo en el drama judicial Kramer vs Krames, pues esta vez, Francesca decide no ir en contra de los preceptos morales y sociales, y sigue su mártir vida recordando los 4 maravillosos días que pasa con un fotógrafo ermitaño y autosuficiente, Clint Eastwood.

¿Qué hace memorable esta película? Simple, son dos cosas las que construyen todo el film: La banda sonora y los silencios, porque las escenas más emocionantes, el erotismo de la primera hora se da con roces, con miradas, la cámara con Eastwood en la dirección se vuelve minimalista, unas gotas de agua, una llamada telefónica, un movimiento de cuello, una nota, lo que sea sirve para crear tensión entre los personajes, Francesca siente lo prohibido, pero no le hace frente, sin ánimos de contar nada, hay escenas que son para la historia de cine.
En fin, buena dirección, muy bien interpretada, Meryl Streep se lleva todo el peso del drama, es admirable ver a una actriz tener tantos registros, me hipnoticé con ella, con su sonrisa espontánea, con su mirada de anhelo, con su placer escondido, todo.

En conclusión es una notable adaptación de un interesante libro, Los puentes de Madison es de esas películas llenas de momentos para el recuerdo, que no debes dejar de ver si te gusta el romance y no la cursilería que tanto abunda por ahí. Es difícil trasmitir la simpleza y la complejidad del amor y sus irracionalidades, Eastwood lo logra en esta película