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Voto de Azurcine:
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Drama
Los protagonistas son un profesor de universidad, John (William H. Macy), y Carol (Debra Eisenstadt), una alumna suya que está suspendiendo el curso. La frase promocional: "Nadie lo oyó, nadie lo vio, nadie conoce realmente la verdad..." (FILMAFFINITY)
7 de febrero de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda historia dialéctica entre una alumna de escuela universitaria y su profesor en EE.UU.
En un momento dado el profesor dice improduntemente a solas ante su alumna, una joven feminista de mentalidad cerrada, miserable y canalla:
"Yo opino que la educación universitaria desde la II Guerra Mundial se ha convertido en algo tan elemental y de tal necesidad pasajera o bien, para los que tienen o los que aspiran a tener (la gran clase media), que la aceptamos como si fuera un derecho y hemos cesado de preguntar para qué sirve. (...) ¿Todos los niños deberían ir a la universidad? ¿Por qué? Para aprender. Pero ¿y si el niño no aprende, qué hace en la universidad? ¿Sólo está ahí porque alguién le dijo que era un derecho?"
Y claro está ella toma nota para acumular pruebas acusatorias contra él, quién ingenuamente trata de ayudarla, a ella, que le está tendiendo una trampa para "crucificarlo de pies y de manos".
También es muy buena la siguiente reflexión hecha por el mismo profesor cuando después de sentirse el hombre más seguro de la Tierra por haber recibido la noche anterior una fiesta en honor de que le van a otorgar la permanencia en su trabajo docente y también porque acaba de alquilar una casa deseada cerca de la misma institución universitaria, se encuentra a la mañana siguiente con un folio ante sus ojos donde el Consejo Universitario le transmite las acusaciones de la alumna y la consiguiente investigación en su contra: "En los momentos en que nos consideramos inalcanzables por las adversidades, es cuando quizás más alcanzables somos."
Película genial, apta para gente que comprende la realidad y no apta para "virgo-cendorix" u otras moninas que se la dan de progres sabelotodo, aunque su "saber" sólo sea una salsa tártara de ideología de última moda.
En un momento dado el profesor dice improduntemente a solas ante su alumna, una joven feminista de mentalidad cerrada, miserable y canalla:
"Yo opino que la educación universitaria desde la II Guerra Mundial se ha convertido en algo tan elemental y de tal necesidad pasajera o bien, para los que tienen o los que aspiran a tener (la gran clase media), que la aceptamos como si fuera un derecho y hemos cesado de preguntar para qué sirve. (...) ¿Todos los niños deberían ir a la universidad? ¿Por qué? Para aprender. Pero ¿y si el niño no aprende, qué hace en la universidad? ¿Sólo está ahí porque alguién le dijo que era un derecho?"
Y claro está ella toma nota para acumular pruebas acusatorias contra él, quién ingenuamente trata de ayudarla, a ella, que le está tendiendo una trampa para "crucificarlo de pies y de manos".
También es muy buena la siguiente reflexión hecha por el mismo profesor cuando después de sentirse el hombre más seguro de la Tierra por haber recibido la noche anterior una fiesta en honor de que le van a otorgar la permanencia en su trabajo docente y también porque acaba de alquilar una casa deseada cerca de la misma institución universitaria, se encuentra a la mañana siguiente con un folio ante sus ojos donde el Consejo Universitario le transmite las acusaciones de la alumna y la consiguiente investigación en su contra: "En los momentos en que nos consideramos inalcanzables por las adversidades, es cuando quizás más alcanzables somos."
Película genial, apta para gente que comprende la realidad y no apta para "virgo-cendorix" u otras moninas que se la dan de progres sabelotodo, aunque su "saber" sólo sea una salsa tártara de ideología de última moda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Vean por favor, cuando el profesor, hundido por la alumna que le acaba de hacer perder su puesto docente y no sólo eso sino que encima le ha acusado de algo gravísimo y criminal, recibe una llamada de su esposa que él contesta llamándola "nena" y va, la cabrona e impresentable alumna, y le amonesta con que no llame "nena" a una mujer aunque sea su esposa, algo que rebosa el cántaro de la enorme paciencia del instructor acosado, largamente aquietada, y empiezar a darle guantadas y reveces a la demoníaca alumna, con cara de ángel pero mente de cabrona con los cuernos retorcidos.
¡Coño, qué bien suenan dichos golpes! ¡Toma, cabrona —estalla el público que asiste atónito e impresionado a esta gran obra de arte cinematográfica—, toma algo de la medicina que tú acabas de hacerle tragar de forma criminal a tu profesor! ¡Dale hombre, dale más a esa mentirosa niñata de mierda!
¡Coño, qué bien suenan dichos golpes! ¡Toma, cabrona —estalla el público que asiste atónito e impresionado a esta gran obra de arte cinematográfica—, toma algo de la medicina que tú acabas de hacerle tragar de forma criminal a tu profesor! ¡Dale hombre, dale más a esa mentirosa niñata de mierda!