Se trata de una comedia con un planteamiento bastante cachondo y gamberro (aunque sin llegar a caer en la incorrección política): en una sociedad incapacitada para la mentira, un hombre descubre que puede mentir y las ventajas (aparentes) que ello conlleva, ya que todo el mundo le cree. La primera parte de la película está muy bien, aprovechando la premisa argumental y generando situaciones graciosas, pero poco a poco va incursionando por terrenos mucho más trillados de comedia romántica convencional. El balance, con todo, es positivo, ya que se ve con agrado, te ríes unas cuantas veces, los actores están bien (Ricky Gervais como protagonista, Jennifer Garner como guapísima partenaire obsesionada con el código genético del futuro padre de sus hijos y Rob Lowe como antagonista y rival en amores), hay cameos simpáticos de primeros espadas (Jason Bateman, Seymour Hoffman, Edward Norton) y todo tiene un aire desenfadado que la convierte en un entretenimiento sin pretensiones, pero eficaz. Quizá un poco más de mala hostia le hubiera venido bien.