El rey francés del absurdo Quentin Dupieux, que siempre asombra con su cine irreverente, se mete de lleno en parodiar al genial artista de Figueres Salvador Dali, una figura carismática y delirante que da mucho juego para poder llevar al cine por un director tan extravagante como él.

Judith es farmacéutica, pero quiere ser documentalista, le acaba de conceder una entrevista Dali, pero al llegar al hotel y ver que no hay cámaras, el pintor se marcha sin más. Después de mucho insistir consigue mediante un productor intentar rodar un documental sobre él basándose en entrevistas, a la cual accede, el rodaje será un desastre, Dali no tiene paciencia y se porta como un niño caprichoso...

El surrealismo es la tónica dominante de este primer biopic que realiza Dupieux como era de esperar, con un retrato del artista interpretado por varios actores, Gilles Lellouche, Edouard Baer, Jonathan Cohen, Didier Flmant o Pio Marmai los cuales cambian a su antojo continuamente en todas las escenas. La incauta entrevistadora es la simpática Anais Demoustier.

La banda sonora está compuesta e interpretada por  French Touch Daft Punk: Thomas Bangalter. Unos acordes de guitarra que acompañan todo el film repetidamente, por lo que sales del cine tarareando el tema principal.

La interminable escena del pasillo nos recuerda algo al humor británico de los Monty Python, tampoco hay que olvidar algunas referencias al cine de Buñuel.

79 minutos de un cine diferente que tampoco pretende ser una biografía, sino una parodia de esa personalidad tan peculiar de este artista universal.
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