Buena comedia inglesa que nos presenta un funeral que es todo menos tristeza. Un funeral donde se intenta enterrar a un hombre, pero esa acción conforme va a avanzando el día se va viendo que es bastante imposible.
La película cuenta con un elenco de actores que realizan un trabajo coral sin que haya un protagonista concreto. Todos los personajes tienen sus peculiaridades y aportan su granito de arena para que este desmadre llegue a buen puerto, y uno observe como este hecho tan dramático tome una dirección surrealista.
El guión es divertido. Uno observa escenas que resultan efectivas gracias a que la película está llena de detalles que se exponen en algunos momentos, y conforme va avanzando el metraje dichos detalles toman una importancia que en un principio no se habría sospechado.
Este hecho es lo que hace que el guión sea bueno, ya que cada frase y cada escena está trabajada y estructurada de manera correcta, para que todo encaje perfectamente.
Frank Oz dirige de manera correcta esta película que desde el principio ya tiene un planteamiento que te avisa de lo que está uno apunto de ver. Una comedia típicamente inglesa, con unos personajes a los que les queda grande la situación que les toca vivir gracias a los hechos externos que irremediablemente ocurren.
En fin, comedia divertida que funciona correctamente y con el que uno pasa un rato más que agradable. Una película entretenida y efectiva que cuenta con unas buenas interpretaciones que se apoyan en un gran guión.