Película Sudafricana basada en hechos reales que relata el asesinato de varias personas en la ciudad de Pretoria a manos de un joven carcelero.
Este film expone estos hechos y el juicio que sucedió a continuación que fue crucial para el país africano; ya que abrió un camino para que en la década siguiente fuera abolida la pena de muerte por su presidente Nelson Mandela; y las leyes cambiaran radicalmente.
Cuando leí de que iba este film sentí un gran interés por verlo. Me llamó mucho la atención su trama, y quise ser testigo de ese juicio en el que se defendía a un hombre que había asesinado a varias personas a sangre fría y en un principio sin motivo aparente.
Lo atrayente de la trama es esa defensa del asesino, y que uno como espectador sabe que lo es pero que en realidad siente lástima. Y el motivo es porque ese joven asesino ha sido moldeado poco a poco por un sistema penitenciario que le obligaba a ejecutar en la horca a decenas de personas.
El guión expone como las leyes de una sociedad hacen a las personas. Como una serie de situaciones legales pueden convertir a un joven inocente en un implacable asesino.
Y es que un país es el que forja a sus ciudadanos, y los hace como son. Lógicamente cada individuo es un mundo, pero al igual que la teoría del perro de Pavlov; si entrenas a una persona para que haga algo frente a ciertos estímulos; si en un momento determinado ese estímulo aparece, el individuo reaccionará inevitablemente igual que como se ha ido entrenando.
El film es muy interesante y cuenta con momentos de una dureza y crueldad increíble. Es una película que te expone una situación horrible para todas las partes implicadas.
El problema que tiene la película es su ritmo. Se centra prácticamente en su totalidad en el juicio; y a veces uno siente que el ritmo no avanza tan rápidamente y de forma adecuada como uno desea.
Solamente esas escenas que viajan al pasado hacen que uno salga de esa sala del juzgado y se pueda ser testigo de esos preámbulos que crearon al monstruo.
Aun así se trata de un film que resulta interesante y engancha. Y ello es debido a esa defensa de un asesino llevada por unos callejones legales imprevistos. Una defensa que si uno se pone a pensar fríamente sorprende, ya que durante la película una ve al asesino como una víctima del sistema.
En fin, "Guardián y verdugo" expone un hecho real que fue crucial para Sudáfrica. Es cierto que fue un juicio que no cambió la ley de pena de muerte; pero abrió la puerta para que se hiciera, y el director Oliver Schmitz hace que uno como espectador sea testigo de este hecho. Una dirección aceptable que se disfruta; pero que se queda fría en algunos momentos.