Andy García es un actor que en mi opinión siempre se la ha tenido muy sobrevalorado. Debo decir que sus películas me suelen gustar, pero a él siempre lo veo en la misma tesitura.
En esta ocasión, da vida a uno de los más brillantes artistas que dio el siglo XX, y nuevamente su actuación no me llegó a entusiasmar. Con esto no digo que sea un mal actor, ya que no pienso que sea así; pero creo que nunca llega a brillar como debería.
No obstante, en el papel de Modigliani realiza una actuación decente dando vida a este pintor que se enamoró de una estudiante, tenía una fuerte adicción a las drogas y al alcohol, además de un enorme talento para la pintura y una fotísima enemistad con Picasso.
La historia se centra en París, una ciudad que bullía en arte y que era el centro de la bohemia mundial. De entre todos los artistas uno era el centro, y ese era Picasso. Ese pintor tenía muchos seguidores y muchos retractores; entre ellos el pintor de cuellos largos Modigliani. Esa disputa entre los pintores y un concurso de pintura centran toda la película.
Es un historia llena de amor y pasión, y aunque tiene algún que otro pasaje en cierto modo un poco flojo, hay que reconocer que la historia entretiene y se disfruta. Uno se zambulle en el arte que vivía París, y que nos ha dado obras que por suerte se pueden disfrutar hoy en día.
En fin, película que narra una historia de gran belleza a la vez que decadente. Una historia que narra la vida de un gran talento, el cual iba acompañado de una gran desgracia (como en muchas ocasiones suele ocurrir). Una biografía de un pintor que nos abrió una ventana a un mundo que escondía algo más de lo que mostraba, y que solo unos pocos elegidos eran capaces de vislumbrar.