Eduardo es...distinto, no hay porque negarlo. Burton también lo es desde sus estéticas tan crudamente personales, cualquier obra que pueda enmarcarse como gótica entra en sus cánones como potencialmente realizable. Manos de tijera relata una historia simple en donde la pureza humana compite, por decirlo de alguna manera, con las corrupciones del hombre civilizado.

Quizás en algun punto todos somos vírgenes aún. Quizás poseemos ese territorio interno e inconquistado que nos otorga singularidad. Las manos de Eduardo son su luz y su sombra; él posee el brillo de lo nuevo y auténtico pero también sufre la soledad por su falta de complementación con el medio que lo rodea. Eduardo viste de negro, su pueblo viste de colores gritones y máscaras de belleza; Eduardo es imperfecto y no lo sabe, su pueblo también y no quiere saberlo. Con resabios de La bella y la bestia, el "engendro" encuentra contención en un espacio puro y femenino, pero las fuerzas contrarias son demasiado poderosas para un espíritu que se alimentó de pura belleza en soledad.

Burton nos relata con poesía simple una historia de amor con tintes sociales exquisitos. Eduardo aún debe estar haciendo figuras de hielo mediante imágenes de un mundo que ya no existe. Gracias por ello.