Erotismo, pornografía, morbo (básicamente el eje central de este tipo de propuestas)...cuerpos desnudos sucios, muy sucios. En ese aspecto vale detenerse en algo: la estética de las edades de Lulú es curiosamente lastrada, opaca. Aquí la visión del sexo no admite verdaderos libertinajes, éstos no son vistos como una alternativa de vida puesto que no se cansan de censurarla con un trasfondo netamente visual y desprolijo. Sexo sucio, muy sucio, como si la oferta morbosa fuera paradójicamente bajada por alguien del vaticano. No se muestra lo que se muestra realmente y eso que se muestra no se condice con la verdadera bajada de linea. ¿Edades de Lulú? Una sola, eternamente vapuleada.

Lulú presenta una sola edad: desde que ella descubre el sexo se anima a más y más sin haber un verdadero conflicto que se interponga en sus acciones salvo el típico "quiero y no me atrevo", que segundos más tarde pasa al olvido porque la prota finalmente se anima. Entonces la trama... avanza, pero no cambia. El nudo de la peli cae en un limbo vaporoso y desnuda su verdad final: veamos follar sin parar, y encima follar para luego decir sin tapujos que eso no estuvo del todo bien. Mal follar, bah.

La peli "aporta aportes" que funcionan como distractores: una depilada de coño que dura cinco minutos, una travesti mal presentada que no se sabe para que fue insertada en la trama y un Sodoma y Gomorra en el que solo faltaba el castigo divino. Bigas Luna se pasó: nos mostró nada con poco para que salgamos del cine diciendo que vimos algo excesivo.