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Voto de Fernando Puertas:
7
Drama El profesor Borg, un eminente médico, debe ir a la ciudad de Lund para recibir un homenaje de su universidad. Sobrecogido, tras un sueño en el que contempla su propio cadáver, decide emprender el viaje en coche con su nuera, que acaba de abandonar su casa, tras una discusión con su marido, que se niega a tener hijos. Durante el viaje se detiene en la casa donde pasaba las vacaciones cuando era niño, un lugar donde crecen las fresas ... [+]
27 de abril de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Fresas salvajes el profesor Isak Borg (Victor Sjöstrom) acude junto con su nuera Marianne (Ingrid Thulin) a la Universidad de Lund para asistir a un homenaje a su persona y que le nombren doctor jubilar. El profesor está al borde de la muerte, y es ahora que le toca hacer balance cuando se da cuenta de lo que ha sido su vida y qué papel ha desempeñado en ella: el de una persona egoísta y arisca.

Mediante flashbacks, sueños y demás elementos tan poco característicos de una narrativa clásica, el profesor repasa los momentos más impactantes de su vida que han ido forjando su personalidad, y ve que no ha sido una buena persona. De entre todos los sueños y flashbacks a los que asiste el espectador a través del profesor, destaca ese sueño de fotografía expresionista que el profesor tiene nada más empezar el film.

Bergman saca a la palestra la oposición entre la vida y la muerte, representadas por Sara (Bibi Andersson) y el profesor, respectivamente. A la vitalidad de la chica, se opone la quietud y frialdad del viejo profesor, y a los recuerdos de la infancia de éste se oponen los planes de futuro de Sara, que tiene aún toda la vida por delante.

Además de la proximidad de la muerte, aparecen otros temas clásicos en Bergman, como son la existencia de Dios y la liberación de la mujer.

La fotografía de Gunnar Fischer es inmejorable, aunque para próximas películas Bergman contaría con Sven Nykvist. Aparte del mencionado sueño expresionista, cabría mencionar los trajes blancos en el desayuno de la casa de verano del primer flashback, así como los anocheceres y atardeceres en el bosque, los cuales recuerdan a El séptimo sello.
Del mismo modo, la música de Erik Nordgren cumple su función con creces, entra cuando tiene que entrar y nos introduce en la atmósfera de lo que el autor nos quiere contar.

Y si a todo esto le añadimos la aparición como protagonista de uno de los pioneros del cine como es el señor Victor Sjöstrom, para qué queremos más, tenemos una señora obra maestra.

En definitiva, Fresas salvajes, que fue homenajeada por Woody Allen (es conocida la admiración del neoyorquino por Bergman y la influencia que éste ejerce en sus películas) en Desmontando a Harry, tiene muchísimos elementos para analizar, pero no por ella misma en sí, sino por quién es su director. Bergman es un AUTOR con mayúsculas, de esos que con sólo ver un fotograma de su (extensa) filmografía en seguida identificas al director.
Fernando Puertas
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