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Voto de Piano y yo:
10
Comedia. Fantástico Clemen está muy triste. Después de tres años de matrimonio, Raúl, su marido, se está alejando de ella y, lo que es peor, se está acercando peligrosamente a otras mujeres. Desesperada, llora bajo el retrato de su difunta abuelita. Y el milagro se produce. La abuelita sale del cuadro y propone a Clemen ocupar su lugar. Clemen se queda pintada en la pared, mientras su abuelita emprende la tarea de reconquistar a Raúl. (FILMAFFINITY)
18 de enero de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si sueñas con fresas con nata... es que estás loco; si sueñas con fresas con naranja o con jerez ya es diferente. (Este es el dictamen que utiliza el psicoanalista ante la visita de los distintos protagonistas de la película, primero, la sosa, inocente y enamorada esposa que no sabe cómo evitar que su marido se vea con otras mujeres, segundo el abuelo -en un papel divertido, pues es a la vez consejero de su nieta y del marido de ésta y, ni por asomo se puede imaginar que su difunta esposa ha revivido-, tercero, -el del abogado que es uno de los amigos del marido con los que tontea amorosamente la abuela, en su nuevo papel de nieta y de por tanto esposa herida por los devaneos amorosos de su marido, abogado éste que cae también en las redes de la tan activa y vital abuelita-, cuarto -el del marido, que abrumado y confuso ante el cambio de actitud de su sosa esposa, ahora reina del baile y de la modernidad, llega a la conclusión de que simplemente esa nueva mujer que le planta cara es imposible que sea su esposa, y por ello le pide al psicoanalista que vaya a su casa y conozca la situación, a lo que el pillo del psicoanalista accede-, y quinto -el del policía que decide arrestar a la divertida abuelita que se dedica a firmar cheques siendo ella joven con la firma de su ya difunta abuelita, porque sabe que los va a pagar el ligón de su joven marido-.
En fin gran película de enredos, fácil de seguir, tan dulce como las fresas con nata, con una parte central de unos 20 minutos, -cuando comienza la transformación de ella-, en la que la película se convierte en un musical con escenas que te muestran la transformación de la sosa esposa en la avispada chica moderna que ahora fuma, bebe, compra coches caros, se salta semáforos y tontea con el guardia de tráfico para evitar la multa, se corta el pelo-, parte ésta que me recordó a Cantando bajo la lluvia.
Es realmente divertida, tiene un comienzo que me ha recordado un poco a El guateque de Peter Sellers, pues los sirvientes de la casa juegan un papel esencial en la comicidad de la película, al igual que el camarero borracho de la citada El Guateque.
Y, por último, con una frase que cuento en el spoiler, y, que es una pena, pero suele ser una gran verdad.
Así que ya no lean más críticas -que por cierto no hay ninguna de esta película, qué pena que al cine español antiguo ningún usuario le haga caso en Filmaffinity-, enciendan la televisión y vean la película. Y música maestro.
La emiten en el Canal Somos.
Madrid, a 18 de Enero de 2.013.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Piano y yo
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