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Costa Rica Costa Rica · Guápiles
Voto de 10P24H:
10
Drama. Intriga Alemania, años 20; un paquete de tabaco cuesta 40 billones de marcos. En Berlín Abel, un trapecista judio norteamericano y alcohólico encuentra el cadáver de su hermano en la habitación que ambos comparten. Se ha suicidado, y Abel se siente responsable de su cuñada, Manuela, que trabaja en un cabaret. Entre ambos surge una relación de mutua dependencia, en un mundo golpeado por la crisis, la violencia y la muerte. (FILMAFFINITY)
22 de abril de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el peor ambiente, la Alemania tras la Primera Guerra Mundial, su derrota, su castigo, su vergüenza mundial. Esto trae una sociedad desgastada, caída, oprimida. Esta es la imagen que se nos muestra intercalada entre los créditos iniciales y una música alegre contraria a esa imagen apagada de gente caminando pausadamente, con miradas apagadas, valiendo nada.

El huevo de la serpiente es el origen del mal, el génesis de una ideología que apenas empezaba a desarrollarse y engendrarse en esta Alemania ya retratada. La mención de un “loco”, alucinante y casi desconocido en los inicios de los años 20´s de apellido Hitler, el cual buscaba realizar una revolución, darle un giro a la historia que estaba llevando su país en dicho momento. El que en primera instancia falló, pero la sublevación unos años después de esos rostros mostrados en las primeras imágenes del film daría un vuelco a la historia a favor de lo que se convirtió en el Tercer Reich.

¿Por qué esta película me ha impactado tanto? La respuesta surge al menos en dos direcciones. Para empezar, es la película menos Bergman de Ingmar, realmente no pareciera ser una película de él, y esta sensación se ve aumentada por el idioma, realmente cuesta digerir una obra de este realizador en inglés. Si bien es cierto en otras películas está presente este idioma, no es en ninguna el dialecto predilecto (salvo Beröringen (La carcoma, 1971).

Otro aspecto es la temática principal que envuelve la película, Bergman se aleja de los asuntos metafísicos, los conflictos y el romance (tan característicos en su obra) para hablarnos sobre las raíces del nazismo y lo que sería el holocausto. Pero lo hace de forma magistral, de una forma bella en la fealdad de ese oscuro Berlín, de esos horribles burdeles con figuras igual de pavorosas, de esa sociedad desteñida.

Aparte de estos dos aspectos, un tercero aparece -quizá el más relevante- y es justo cuando se da el desenlace de la película tras 105 minutos de rodaje. La secuencia más tensa, escalofriante, absorbente, es el clímax mismo del film, que culmina con una pastilla de cianuro. Es donde todo tiene sentido, aquellos cuerpos que le muestran a Abel Rosenberg (David Carradine) y lo más importante, se conoce el por qué del suicidio de su hermano.

Abel es un actor circense de origen judío-norteamericano, el cual se aleja de la realidad que le rodea gracias al alcohol. Él no se da cuenta de la turbulencia existente a su alrededor debido a noches entre copas, borrachera y prostitutas. Realidad de la que termina de ser despertado de forma abrupta en la secuencia del clímax ya mencionado.

El otro personaje principal es su cuñada (o ex cuñada) Manuela Rosenberg (Liv Ullmann) interpretada formidablemente -como de costumbre- por una de las musas de Bergman. La cual actúa como una mujer luchadora, que busca salir adelante en esa desgastada sociedad. En fin, una película que en lo personal lo pongo a la altura de las grandes obras del director sueco.
10P24H
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