Harold Lloyd en esta ocasión nos presenta una historia en los últimos tiempos del oeste americano, donde su personaje es el hijo menor de una importante familia del condado, donde su padre es el sheriff y sus hermanos son ¨muy hombres¨, bien fuertes y cazurros, como Dios manda (véase la ironía), y él es debilucho, tímido, aunque bastante inteligente y que resuelve los problemas con puro ingenio.

Pese a que tiene momentos muy divertidos, como no podía ser de otra forma, esta película me ha parecido más de aventuras, que una comedia como tal. Me ha resultado muy disfrutable, como todas las de este genio de los inicios del cine, y considero que vale mucho la pena verla.