Mali da a luz a gemelos mientras es atendida por su suegra para cuya tribu tal nacimiento es muy mal presagio. Cuando dos gemelos nacen, para esa creencia laosiana, uno de ellos es bendecido mientras el otro solo acarreará problemas. Aunque en este caso el segundo niño nace muerto eso no asegura que el que viva no sea el malaventurado.

Pasado el tiempo, en plena infancia de Ahlo, comienzan los problemas para él y su familia, como había previsto su abuela paterna, sin embargo el pequeño, con firme decisión, luchará para cambiar los malos designios que la abuela le endosa.

Especie de fábula a la que asistimos en esta película bella y bien dirigida. Producción entre Australia, Tailandia y Laos, rodada en estos dos últimos países. El director nos muestra la amistad entre dos niños (lo que les ayuda a sobrevivir), la marginación de un ser que tuvo su desgraciado pasado (el tío de la niña), el dolor resignado del casi hundido padre del pequeño protagonista, la pobreza del mundo rural de Laos (en ese país, donde más de la mitad de su territorio está cubierto por frondosos bosques, el 90% de su población habita en pequeños poblados donde no llega la electricidad ni el agua corriente), sus ritos fúnebres... Todo ello con final de cuento que emocionará al espectador.