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Voto de Juan Ignacio :
7
Drama. Intriga Siglo XIX. A través de un viaje de Portugal a Francia, Italia e incluso Brasil, asistimos a una vorágine de aventuras y fugas, coincidencias y revelaciones, romances, pasiones violentas y venganzas. En Lisboa, una ciudad llena de intrigas e identidades falsas, varios personajes están vinculados de una u otra manera al destino de Pedro da Silva, un huérfano que vive en un internado: el padre Dinis, un descendiente de aristócratas ... [+]
29 de abril de 2019
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Adaptación cinematográfica de la novela romántica homónima de Camilo Castelo Branco, escrita en 1854, dirigida por Raúl Ruiz y con guion de Carlos Saboga.

Con una duración de casi cuatro horas y media se pasó en muchos países como miniserie de seis capítulos. En su versión para el cine consta de dos partes.

Raúl Ruiz, diagnosticado de cáncer hepático durante el rodaje de esta película, afirmó que si bien se hacían ya muchas series de televisión que parecían cine, que él, con 'Misterios...', quiso hacer lo contrario, engrandecer las series de televisión (para ello utilizaba un enorme novelón decimonónico) al tiempo que dejaba una obra de cine mucho más exigente para el espectador. Creo que esta reflexión del director es necesario tenerla en cuenta antes de analizar tan magna obra.

Indudablemente, vista de una vez, aunque uno se tome unos minutos de descanso entre las dos partes, al igual que se hacía en las salas donde se exhibía, hay que hacer un notable esfuerzo de concentración, sobre todo en su segunda mitad, para no perder el hilo narrativo, y, aún así, creo que se pierde, sobre todo porque el argumento se disgrega, pasa de ser la historia del niño Joao, en una especie de hospicio creado por el Padre Dinis, en busca de sus orígenes y lo aventurero de su existencia y la de sus padres, a aparecer gran número de personajes, algunos con personalidades dobles, que encierran su propia semblanza, a veces, sin tener nada en común con el resto de los que han aparecido antes ni con los que les seguirán; algo, que efectivamente, debidamente fragmentado puede resultar, pero que visto de una vez llega a despistar y ayuda a descentrarse de lo que a uno le están contando. Se puede también pensar que asistimos a una serie de ensoñaciones y no de hechos reales, el final, en cuanto a esto último, puede resultar aclaratorio.

Lo que resulta indiscutible es que estamos ante una auténtica obra de arte, o casi, en lo referente a su estética y dirección. Decorados, vestuario y fotografía resultan inmejorables, todo ello de un cuidado y gusto exquisitos. La iluminación, que aunque no es, en general, real, sí es natural, alejada de esas direcciones de fotografía en que toda la escena se llena de colores o de aquellas de luces imposibles. El plano secuencia casi continuo gustará o no, pero en este caso conlleva un gran trabajo de composición escénica, movimiento de cámara y de personajes; por ello, y dado que las secuencias no suelen ser largas, no llega a resultar pesado tal modo de dirigir, ni mucho menos estático.

En definitiva, 'Misterios de Lisboa', tiene un argumento folletinesco tal como lo que es, una versión de novela romántica del siglo XIX; pero es, igualmente, un goce para los sentidos.
Juan Ignacio
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