La acción transcurre durante la primera parte de la década de los 60, y se sitúa en un laboratorio militar secreto cerca de Baltimore. Allí Elisa Esposito, una limpiadora, conocerá a un extraño ser acuático, con aspecto humano y dotado de inteligencia, que ha sido capturado en la selva amazónica donde era venerado como dios por una tribu de nativos, del cuál se apiadará, en primer lugar, y con el que, posteriormente, congeniará. En plena Guerra Fría, y después de que la Unión Soviética ya hubiese lanzado al espacio a una perra, EEUU trata de replicarles enviando a este ser.

Resulta algo complicado hacer una crítica de una película acusada de plagio, en concreto de la obra teatral 'Let Me Hear You Whisper', de Paul Zindel (acusación que fue desestimada, más por defectos legales para ser sustentada que por la verosimilitud de la acusación). No obstante me voy a abstraer de ello, entre otras cosas, porque el argumento no es nada original en cuanto a su idea central; las referencias a 'El monstruo de la Laguna Negra', de Jack Arnold y a 'La novia de Frankenstein', de James Whale, son evidentes. Y quizás estas historias provengan del cuento 'La Bella y la Bestia', publicado en 1870.

Estamos ante una superproducción que, si bien no es comparable a las de la época dorada de Hollywood en cuanto a suntuosidad, proporciona un envoltorio de lujo al relato que se nos transmite. El diseño de producción, o el trabajo del director artístico, que viene a ser lo mismo, es extraordinario; sobre todo en los decorados. Las canciones de la época, y muchas anteriores, que no paran de sonar; y la magnífica fotografía, son los otros dos elementos que hacen que esta cinta merezca ser vista sin importar aquello que se nos cuenta en ella. Y es que el guion resulta ser, a mi juicio, lo más flojo, en realidad lo único flojo, de este filme. Una fábula melodramática, un cuento, desde luego no para niños, que no sé muy bien a quién puede ir dirigido; pero sí sin duda a un público que no exija mucho a la hora de analizar críticamente. Guerra Fría, enfrentamiento subterráneo entre las dos grandes potencias de aquel momento, pero tamizado no ya por el humor, sino por una visión de tebeo, con malos tan malos como tontos, pura caricatura. Mirada de gran ternura en una relación tipo Disney entre una mujer brutalmente discapacitada al poco de nacer y un monstruo muy humano; con una corte alrededor de ellos de seres menospreciados, o abiertamente perseguidos en aquellos tiempos, como un homosexual o una mujer negra, incluso con un espía soviético de buen corazón. Toda una mezcla de ingredientes que da un conjunto bastante grotesco.

En cuanto al apartado interpretativo decir que, al igual que el técnico artístico, es brillante, destacando la actuación de Sally Hawkins.