Coges a One Punch Man, le pones pelo, lo haces más joven y lo mandas al instituto. Así es Mob, el protagonista de este bizarro anime que si bien tiene su punto a mí no termina de convencerme.

Pues eso, el protagonista es un inocente estudiante con cara empanada que resulta que tiene poderes psíquicos. Pero estos poderes están ligados a sus emociones, y si se le ocurre alterarse lo más mínimo se desatan tornados de poder espiritual que podrían arrasar un edificio entero. De lo que va la serie es de como se desarrolla la vida de Mob, de su familia, de su "maestro", de sus amigos y compañeros...

En realidad, la historia no está mal. No solo entretiene sino que explora aspectos de la vida del personaje muy interesantes. La serie, efectivamente, cuenta con muchos personajes, y son bastante agradables todos, cada uno de los secundarios tiene una historia y te gusta ver cómo terminan. Y la personalidad de Mob es estupenda, él tiene un poder que no quiere utilizar salvo que sea necesario, y ver cómo lidia con ello es genial.

Pero lo que a mí me descoloca es la animación. Buenos efectos y bastante bien animada, pero es que los diseños son perturbadores en muchas ocasiones. MUCHAS. Y la tendencia que tienen de estirar, estrujar y empanar las caras me distraía constantemente mientras veía la serie. Para muchos esa es la gracia de las obras del autor, pero personalmente creo que fastidia una historia con muy buen potencial puesto que, en vez de preocuparte de una trama que tal como la presentan da para mucho, tienes que estar constantemente riendo/llorando cuando un personaje se pone bizco como parte de un chiste.

Así que bueno, para los fans de One Punch esta serie debe ser más que suficiente, pero en cuanto a un servidor... Si hubiera segunda temporada, a lo mejor la vería. Pero me sigue horrorizando ver los diseños de esta gente.