Lost In Translation es una de esas películas que tenía pendiente desde hacía muchísimo tiempo, nada más y nada menos que 10 años, y me alegro de no haberla visto antes porque seguro que no habría sabido apreciarla y disfrutarla como merece.

Tengo que decir que Lost In Translation la considero de largo la mejor película de lo que llevamos de este siglo XXI y la tengo en posición de pódium entre todas las películas del cine moderno.

Ahora bien, entiendo perfectamente que tenga sus detractores, porque no es en absoluto una película fácil de ver, ni de entender, ni de apreciar todo lo que puede transmitir.

Para saborear esta película y percibir todo lo que puede dar creo que hacen falta 3 cosas:

1/ Haber estado alguna vez en tu vida perdido en una gran ciudad lejos, muy lejos de casa, con sensación de no estar en un lugar y con una gente que no son los tuyos, eso te ayudará enormemente a entender a sus 2 protagonistas, empalizar con ellos y reconocer las expresiones de sus rostros y estados de ánimo.

2/ Haber convivido con japoneses y tener algunos conocimientos de su cultura, pues uno de los puntos fuertes de la película es lo bien que transmite la peculiar forma de ser de los nativos del país del sol naciente, magistral trabajo en este sentido por parte de la dirección del film.

3/ Que te coja un día sensibilizado y con el estado de ánimo adecuado para ver y apreciar una historia lenta, donde las emociones se transmiten en los pequeños detalles y gestos.

Así pues, como decía no es fácil entender y poder apreciar todo lo que esta película puede dar de sí, pero el que lo consiga, sin duda la reconocerá como una autentica obra maestra, que es sin duda lo que es.

Yo por suerte cuando la vi cumplía estas 3 condiciones, por eso doy gracias de no haberla visto antes.

Un diez para una película que simplemente la resumiría en una palabra: Arte.