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Voto de John Dunbar:
9
Animación. Comedia. Infantil. Aventuras Hollywood, 1947. Eddie Valiant (Bob Hoskins), un detective de poca monta, ha sido contratado para encontrar pruebas que demuestren que Marvin Acme, magnate del negocio de los artículos de broma y dueño de Toontown, está rondando a Jessica Rabbit, mujer fatal y esposa de la superestrella del Marron Cartoon, Roger Rabbit. Cuando Acme aparece asesinado, todas las pruebas apuntan a Roger, y el siniestro y ambicioso Juez Doom (Christopher ... [+]
26 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una ciudad (Los Ángeles), una época (años 40) y una atmósfera (la del cine negro). Un cóctel propicio para recuperar un estilo rememorando los tiempos del mejor cine, su época dorada, acompañados de un detective con muy poca traza de serlo y un conejo. Sí, como lo oyen, un conejo. No sacado de una chistera, sino de un mundo diversificado en el que personas reales conviven con animaciones conocidas vulgarmente como dibus. Una alteración de la realidad en la que lo tangible y lo traslúcido, siempre visto fuera de pantalla, eso sí, cuajan perfectamente favorecidos por la combinación de unos personajes y un guion diseñados con acierto ex profeso. La trama ajusta los patrones del cine detectivesco a una suerte de contexto animado, lleno de matices clásicos del género y sorpresas amoldadas a la fantasía.

Eddie Valiant (Bob Hoskins), grotesco en forma y modos, es el detective encargado de desentrañar un caso que empieza por unos simples celos y se encamina por el crimen pasional. No es más que el principio de unas maniobras de distracción en la sombra para incriminar a Roger Rabbit, un simple peón utilizado como cabeza de turco que ejerce de estrella dibu televisiva que emula, hablando de homenaje a lo clásico, a sus iguales especialmente de Warner cuya existencia ha ido siempre destinada a soportar el mamporro y la humillación. Un clown involuntario en pantalla que sufre de hiperactividad, ciclotimia y, probablemente, unas cuantas cosas más. Junto a Valiant, deben unirse y descubrir qué hay detrás de todo.
Un pasado tormentoso para Valiant y una femme fatale para Rabbit, aunque son factores que suelen ir de la mano del mismo personaje, la disociación no altera el producto y el respeto al espejo en el que se mira no lo cambia por mucho que surja bajo unas condiciones tan específicas. Juegan un papel importante y terminan por ser valores que redondean una trama consistente en descubrir una oscura red de intereses, tirando de un ovillo que saque a la luz una realidad con mucha caricatura.
Jessica Rabbit, otro de los dibus, cuya voz original recae muy apropiadamente en manos de Kathleen Turner, es esa mujer fatal sobre la que dibus y también humanos, caen rendidos a sus pies. Una Gilda actualizada sin su Johnny Farrell, que acepta, solo bajo este marco sin igual, que su amante no sea un galán comido por los celos sino un escuálido conejo, tan insoportable como conmovedor. Sí, puro surrealismo. Cierra el grupo de principales un Christopher Lloyd como juez Doom, oscuro, siniestro, tan condenadamente maldito como el nombre que le precede. Memorable junto a sus lacayas comadrejas. Encierra un par de propinas para el desenlace fantásticas.

Amblin y Touchstone apostaron por un Zemeckis que fue capaz de aunar con éxito toda la carga simbólica de una época, más la rivalidad Warner-Disney y ajustarlos a la tesitura de la animación compartida con actores reales para darle un ritmo con mucho más frenesí que el habitual, encuadrado en múltiples géneros. Realmente inclasificable. Realmente excepcional.
John Dunbar
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