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Voto de Sines Crúpulos:
7
Cine negro. Intriga En el siglo XVI, los Caballeros de la Orden de Malta regalaron a Carlos I de España y V de Alemania la estatuilla de un halcón de oro macizo con incrustaciones de piedras preciosas. Era una muestra de gratitud por ciertas prerrogativas que el monarca les había concedido. Sin embargo, la joya no llegó nunca a manos del Emperador, ya que la galera que la trasportaba fue asaltada por unos piratas. Cuatrocientos años después, el detective ... [+]
15 de enero de 2009
60 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
El detective romántico.

En lo alto del edificio de la organización gubernamental, el gran jefe lee el Washington Post. Está corrupto hasta las cejas. Y si le tiras de la lengua, te puedes llevar al subsecretario de gobierno por delante. Tú eres un detective semi alcohólico, aventurero y perdedor. Trabajas de noche. Sólo pisas tu destartalado apartamento para echar una cabezada o tirarte a algún viejo amor.

Entras en el edificio disfrazado de botones, con tu pipa bajo la chaqueta. Te las ingenias de manera pícara para llegar al despacho del gran jefe y le acorralas con tus dotes de persuasión. Eres un crack. Se ha hecho tarde. De vuelta a casa, paras en un bar. Frank, el camarero, te sirve un manhattan sin preguntar.


El detective actual.

En la primera planta del edificio del INEM, una teleoperadora se ríe con un PowerPoint que le acaba de llegar. Es infiel a su pareja de hecho. De hecho, ese es tu super caso: pillarla in fraganti con el jefe de personal. Si le tiras de la lengua te dará un bofetón por delante y una patada en el culo por detrás. Tú eres un detective medio enganchado al bingo, currante y perdedor. Trabajas noche y día. Pasas tu tiempo libre en tu apartamento IKEA jugando a la play y viendo Saber y Ganar.

Entras en el edificio sin disfrazar y una vieja te confunde con el conserje. Llevas una bolsa de pipas bajo la chaqueta que te cayó en Reyes. Te las ingenias de manera pícara para colarte un puesto en la cola de coger número, te dan las cuatro de la tarde y aún no has llegado ni a la ventanilla. Eres un crack. De vuelta a casa, paras en un bar. Francisco, el de la puerta, no te deja entar.



Consejos para aquellos investigadores privados que desean que su profesión vuelva a ser emocionante.

1. Preséntate sin cita previa a una entrevista de trabajo con el pringao de Personal. Cuando te pregunte ¿qué puedes ofrecer tú a la empresa?, escupe al suelo y abandona el lugar pellizcándole el bulla a la teleoperadora. Ya los tienes acojonados.
2. Ponte hasta la bola de farlopa.
3. Prepara unos macarrones, sírvelos en un plato y sin probarlos déjalos varios semanas encima de un sofá. Desperdiga latas vacías de cerveza por tus estanterías BESTÄ y rellena un cenicero de colillas.
4. Acude a un bar, dejando entrever un puño americano bajo la chaqueta. Pide lo de siempre, aunque sea la primera vez que vas. Al salir arranca el enorme letrero de neón y quiébrale la cabeza al tal Francisco.
5. Dile a Policarpio, tu portero, que suba por la noche a arreglarte el bidé, que tú no vas a estar.
6. Pídele a tu vecina de enfrente que te deje colgar el letrero luminoso en la ventana de su aseo. Vuelve a tu piso, con ella, y tíratela.

Cuando Policarpio suba, verá a la vecinita desnuda colgada a tu cuello, y las luces de neón al fondo haciendo brillar con su reflejo la sangre que cae de tu nariz y la grasilla de los macarrones.
Eres un crack.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sines Crúpulos
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