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Voto de Lafuente Estefanía:
8
Western Ed Bannon es el jefe de los exploradores del puesto de caballería de Fort Clark (Texas). El ejército está a punto de firmar un tratado de paz con los indios Apaches para confinarlos después en una reserva de Florida. Bannon, que conoce muy bien a los apaches porque ha vivido con ellos, no se fía de su palabra. Cuando Toriano, el hijo del jefe apache, regresa después de terminar sus estudios en el Este, las sospechas de Bannon se acrecientan. (FILMAFFINITY) [+]
4 de mayo de 2021
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Por una vez el título de la versión hispana de la cinta recoge bien su contenido, porque el tema es el odio. Ese sentimiento profundo de antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, objeto o fenómeno que llega al extremo de desear su destrucción.
Odio en este caso entre razas. Porque racismo es lo que destila el explorador del Ejército Ed Bannon (Heston) hacia los indios apaches con los que convivió antaño, tal como se aprecia en la frase que ponemos como cabecera. Y racismo es lo que siente hacia los blancos el apache Toriano (Palance), recién llegado de una estancia en las ciudades del Este. Y es que no hay cuña como la de la misma madera.
En medio, por un lado, la tribu apache de los Sanox donde prende con facilidad el lenguaje belicoso e incendiario de Toriano. Por el otro la dotación de Fort Clark persuadida de las buenas intenciones de los indígenas y crítica con las advertencias del desconfiado explorador. Llama mucho la atención este buenismo del Ejército americano.
Desde el comienzo las cartas están sobre la mesa. No hay lugar para sorpresas. El espectador conoce en todo momento la posición de cada uno. Aquí, en nuestra opinión, radica uno de los grandes fallos del guion, no haberse dejado alguna carta en la manga para luego sacarla y sorprender al espectador. Todos sabemos todo en todo momento. Todos menos los soldados que rechazan a su explorador, "Apache blanco" lo llaman en tono peyorativo, "Viviste con ellos, te convertiste en uno de ellos y luego te echaron".
Los personajes por lo tanto resultan de personalidad bastante transparente. No hay lugar para la sorpresa, aunque alguna hay al final. Tampoco la trama sentimental tiene hondura, con una joven viuda cuartelera, Lela Wilson (Sinclair), de escasa presencia.
Otra cosa es la enigmática Nita (Jurado), la encargada de "lavar" la ropa de Bannon con el que se cierra el triángulo amoroso. Nita es sin duda el personaje más interesante de la obra. Una mestiza con sangre apache y mejicana, y española añadirá ella con orgullo. La complejidad de su personalidad la subrayada inteligentemente el director en un curioso juego de espejos y de reflejos. Invitamos a los espectadores a que se fijen en este detalle.
Película de odios, traiciones, venganzas, racismo, intolerancia, incomprensión ... Todo metido en un western de indios de los de toda la vida. Magnífica representación de sus costumbres guerreras con sus pinturas, danzas, tambores, tácticas militares, estilos de combate ...
Acción continua y excelente ambientación. Correcta interpretación en general, pese a algunos fallos que se aprecian sobre todo en las luchas donde los indios tienen en general muy mala puntería. Ni siquiera el formidable Toriano da la talla en la lucha cuerpo a cuerpo. Se nota que estamos todavía en el cine de 1953.
En lo sanitario, únicamente destacamos la presencia del médico del fuerte atendiendo a los heridos en pleno combate. Finalmente morirá también en uno de los enfrentamientos.
Una buena cinta de indios, de las de toda la vida. Recomendamos su visión.
Lafuente Estefanía
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