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Voto de Lafuente Estefanía:
9
Cine negro. Intriga En el siglo XVI, los Caballeros de la Orden de Malta regalaron a Carlos I de España y V de Alemania la estatuilla de un halcón de oro macizo con incrustaciones de piedras preciosas. Era una muestra de gratitud por ciertas prerrogativas que el monarca les había concedido. Sin embargo, la joya no llegó nunca a manos del Emperador, ya que la galera que la trasportaba fue asaltada por unos piratas. Cuatrocientos años después, el detective ... [+]
21 de abril de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 23 de marzo de 1530 el emperador Carlos I de España cedía a perpetuidad la soberanía de la isla de Malta a la Orden de San Juan de Jerusalén (luego O. de Malta), con la condición de cumplir con fidelidad la religión católica y sus ideales, así como entregar todos años a la cetrería del reino de España un halcón de los bosques de la isla bien adiestrado para la caza. El compromiso se cumplió con puntualidad hasta que Napoleón expulso en 1798 a los templarios de la isla de Malta.
El Halcón Maltés, con mayúsculas cuando hablamos del tributo, era pues el precio simbólico que anualmente pagaba la Orden militar al reino de España.
Y simbólico fue el primer halcón repleto de piedras preciosas que entregaron. Solo que fue robado de camino a España por uno de tantos piratas que surcaban entonces las aguas del Mediterráneo. Ocultas las joyas bajo una capa de porcelana, pasó de mano en mano ignorando su verdadero valor hasta ir a parar a Estambul.
Y de allí a San Francisco, al despacho de detectives Spade-Archer, donde se inicia la trama.
Nos ha parecido conveniente situar el contexto histórico de la codiciada joya.
La cinta es otra preciosa joya de cine negro. Como lo es la novela homónima de Hammett en la que está basada.
Después de muchos años hemos vuelto a verla y, advertidos de anteriores visiones, hemos estado muy atentos a los diálogos y a la presentación de los hechos, sabedores del ritmo vertiginoso de los mismos.
Es cierto que se pierden detalles, que el desarrollo de la trama es complejo, que las frases se disparan como una ametralladora, que los asesinatos o los ocultos intereses de los personajes no se abordan yendo directamente al grano sino dando rodeos (algunas críticas lo llaman "haciendo círculos"). Pues bien todo esto, que realmente es cierto lo mismo en la novela que en el cine, nos parece un acierto. ¿Es malo sentir la necesidad de leer dos veces un mismo libro para terminar de extraerle todo su jugo, o ver dos o más veces una película por idéntico motivo? Pues para nosotros no solo no es malo sino que lo consideramos una virtud. Lo que verdaderamente decepciona en una obra cualquiera es saber con seguridad lo que va a pasar a continuación en cada momento. "Previsible", decimos. ¿A ver si es que el Quijote, aparentemente una de tantas novelas de caballería, se entiende del todo con una sola lectura?
En este sentido, la película recoge también esa buscada "oscuridad" de la novela de procedencia. Oscuridad que se va aclarando muy poco a poco a lo largo de la trama en un extraordinario guion que conduce a un brillante e inesperado desenlace.
Brillante nos parece asimismo la dirección. Ritmo ágil, dinámico, acción continua sin distinguir el día de la noche. ¿Y los personajes? Pues que van a marcar para siempre a los actores que los interpretan. ¿Cómo distinguir a Sam Spade de Humphrey Bogart, Joel Cairo de Lorre, Wilmer Cook de Elhise Cook Jr. o Kasper Gootman de Greenstreet? Incluso la criticada Ruth Wonderly (Astor) está en su papel, sin olvidar al entrañable Bond como el policía Tom Polhaus. Personalidades creíbles, bien desarrolladas, rotundas hasta el punto de crear arquetipos en algunos casos.
Especialmente interesante nos ha parecido el "gordo" Gootman, desconfiado del que dice "basta" cuando le llenan el vaso con whisky, del que habla poco o del que niega que defiende sus propios intereses. Y es que "Todo el mundo tiene algo que ocultar". Hombre tenaz para quien el Halcón es mucho más que una joya valiosa que persigue desde hace 17 años, es lo que verdaderamente da sentido su vida, "Si se pierde un hijo se puede tener otro, pero solo hay un Halcón Maltés". Y esperará si es preciso otros 17 años hasta finalmente alcanzarlo.
Diálogos centelleantes, "Siempre tiene a punto una explicación". Tal vez demasiado acelerados. En este sentido tiene razón la crítica que recuerda con Truffaut que el espectador no puede retener los nombres de los personajes que no ve suficientemente en la pantalla. Este es para nosotros el pero más importante que ponemos a la obra. Tampoco es tan difícil de resolver con una segunda visión.
De todas formas no tenemos ninguna duda que estamos ante una de las grandes cintas de la historia, prototipo del género detectivesco, del cine mejor negro.
Por cierto, tiene su guasa que el Halcón Maltés llegue finalmente a San Francisco en "La Paloma", nombre del buque que trae la joya desde el lejano Oriente.
Lafuente Estefanía
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