Una cosa tengo clara, la argentina Gabriela Tagliavini se ha visto "Incendies" (Denis Villeneuve, 2010). Buen gusto cinéfilo tiene la susodicha, eso está claro. Ahora bien, coger el punto de partida de aquel film, una muerte que acaba en terapia grupal para unir nexos familiares rotos, para transformarlo en lo que lo ha transformado en "A pesar de todo", es de terroristas cinematográficos.
Pueden imaginarse de que palo va una película que empieza con un funeral y acaba con una boda. Pues eso es exactamente "A pesar de todo", la peor cinta española de factura Netflix a día de hoy. Un telefilm femenino, que no feminista, de esos de sábado por la tarde que muchas cadenas de televisión se han acostumbrado a emitir.
En "A pesar de todo" tenemos a un reparto de peso al servicio de una nadería más grande que la catedral de Burgos. Cuatro hermanas, no demasiado allegadas, se reúnen fruto del fallecimiento de su madre. En la lectura del testamento esta les hace una inesperada y sorprendente revelación, la cual debería servir para estrechar lazos al tiempo que recomponen un pasado que creían en orden. Así se desarrollo "A pesar de todo", una dramedia que no funciona ni como drama ni como comedia.
Entre las muchas cosas curiosas, por no decir desconcertantes o directamente ridículas de la cinta, quiero destacar la gran capacidad de sus protagonistas para cambiar de personalidad de una escena a otra, demostrando lo bien trazados que están esos personajes ya desde el guion. Un texto que se cimenta sobre ideas absurdas y sinsentido, hechas únicamente para generar una comicidad que, a la postre, se revela ineficaz.
En definitiva, "A pesar de todo" es un producto de Netflix a evitar. La vergüenza ajena es solo uno de los muchos sentimientos que me han aflorado viéndola.