“Mandela, del mito al hombre” es un biopic bastante funcional que resulta mucho más efectivo, por el gran carisma del líder sudafricano como personaje y por la fuerza de los hechos que vivió, que por la calidad de la película propiamente dicha.
Hace no mucho tiempo Clint Eastwood nos entregó “Invictus” (2009), un film que si bien es cierto no era un biopic al uso, sí que al menos nos ofrecía a un Mandela bastante efectivo en un momento clave de su convulsa vida. Siendo honestos aquella película, narrando una décima parte de lo que narra esta de Justin Chadwick, tenía mucha más: fuerza, emoción y efectividad, que “Mandela, del mito al hombre” narrando la mayor parte de la vida de Nelson Mandela. ¿Y por qué ha sucedido esto?... Pues es bien sencillo, quien mucho abarca poco aprieta. Esta cinta ha querido abarcar todo el largo periplo del personaje desde sus inicios como abogado, y por querer abarcar tanto al final queda la sensación de que no se han detenido en nada especialmente, la cinta sobrevuela muchos momentos clave pero sin hacer especial parada en ninguno. “Invictus” cogía un momento y lo exprimía al máximo.
“Mandela, del mito al hombre” es una película a la que le cuesta arrancar bastante. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos de metraje acudimos atonitos a una progresión de acontecimientos relevantes a los que Justin Chadwick parece que no les da ninguna relevancia, son como ver el álbum de fotos de alguien a quien no conoces de nada. Luego, una vez que el protagonista es encarcelado, es cuando la cinta crece; quizás porque a eso Chadwick sí que le ha dado la importancia que merece. En la parte central “Mandela, del mito al hombre” no llega a ser cien por cien efectiva, pero sí que por lo menos es más resultona. Mas tarde, en cuanto Mandela sale de prisión, la película vuelve a desinflarse derivando en una parte final muy dispersa que desengancha bastante.
Actoralmente es innegable la estupenda labor de Idris Elba, la cual da mejores frutos cuando interpreta al líder en su segunda etapa, en la que luce canas. Ahí Elba y Mandela se mimetizan. También quiero destacar la magnífica interpretación que hace Naomie Harris de Winnie Madikizela, la segunda esposa de Mandela, un personaje bastante desconocido que me ha ofrecido casi más satisfacciones que el del protagonista.
Al final “Mandela, del mito al hombre” es un biopic irregular y que arriesga poquísimo. La película ni brilla por su guion, ni por su realización, ni por su puesta en escena; lo hace más por la trascendencia de lo narrado.