Simpática comedia fantástica y surrealista en la que Michael Keaton interpreta posiblemente uno de los mejores papeles de su carrera. Un fantasma sinvergüenza y charlatán, pero enormemente adorable. A su lado, una jovencísima Winona Ryder prácticamente desconocida por aquél momento y que contaría por primera vez para Tim Burton. Como sabemos, muy pronto se convertiría en una de sus musas.

La historia es ingeniosa y divertida desde el principio, siendo perfectamente apta para todos los públicos. Además, cuenta con una estética casi de dibujos animados y de hecho motivó la creación de una serie de animación. Pero sobre todo lo que más llama la atención son sus sorprendentes efectos especiales y sus cuidados escenarios, poniendo de manifiesto la gran capacidad imaginativa de Tim Burton en el campo del cine fantástico.

Por su originalidad y buen gusto, la considero una de las mejores comedias de los años ochenta y totalmente recomendable para aquéllos que no la hayan visto. Imprescindible.