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Voto de Daverunner:
8
Acción. Thriller Un tal Simon siembra el pánico en las calles de Nueva York haciendo explotar una serie de bombas, y asegura que no dejará de hacerlo a menos que el agente John McClane acceda a jugar con él a un juego llamado "Simón dice". Con la ayuda de Zeus, un electricista de Harlem, el agente comienza una trepidante carrera para resolver las adivinanzas planteadas por el terrorista y, al mismo tiempo, para averiguar sus intenciones. (FILMAFFINITY)
29 de julio de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diversión, explosiones, intensidad, giros en la trama y mucha, mucha acción. Acción de calidad, de la de los 80-90, la que no necesitaba ordenadores sino especialistas y artesanos como McTiernan. Y actores carismáticos, de esos que brillan en cualquier papel, en cualquier género. Si agitamos todo esto nos encontramos con Jungla de Cristal III: La venganza.

A diferencia de la primera, desarrollada en su totalidad dentro del edificio Nakatomi Plaza en Los Ángeles, Nueva York aparece como marco incomparable en esta entrega. La ciudad se convierte en un personaje más, ya que los protagonistas la recorren en su totalidad como si de un videojuego se tratase. Una visita guiada de lo más peculiar con persecuciones -genial la secuencia en el taxi a través del parque-, detonaciones en el metro e incluso el saqueo de la reserva federal.

En esta ocasión, Willis está perfectamente secundado por dos camaleones del cine, Samuel L. Jackson y Jeremy Irons. El primero como Zeus, un electricista que ve cómo su apacible existencia se ve alterada al intentar ayudar a un McClane buscando problemas en Harlem. La química entre ambos actores es total, explotando en todo momento sus caracteres antagónicos y el doble juego que proporcionan las diferencias raciales, desde un punto de vista cómico. Desde el punto de vista de los buddy films, la tercera entrega de Jungla de Cristal cumple con todos los requisitos de este peculiar género cinematográfico.

Irons por su parte es un villano carismático, que cae bien. Calculador e irónico, el terrorista pone en jaque a la ciudad de NY movido por el deseo de venganza pero también por objetivos monetarios. Su Simon Gruber es la némesis perfecta para un McClane que parece estar en horas bajas.

Así pues, nos encontramos con una de las mejores películas de acción de la década de los 90's que solo ve empañado su resultado con un final algo simple y facilón, no estando a la altura del resto del filme. Un pequeño borrón que no lo hace menos disfrutable. Cine palomitero del bueno, del que cada vez que lo vuelven a emitir en algún canal te atrapa frente al televisor y te hace recordar que hubo una época en la que entretenimiento y calidad iban de la mano.

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Daverunner
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