The Sandlot es una historia entrañable, muy bien contada y estructurada. Con grandes personajes que dan mucho juego durante los aproximadamente cien minutos de metraje. Combina la nostalgia con el humor, consiguiendo situarse por encima de la media de las películas que tienen como protagonistas a un grupo de críos.

La cinta se sitúa en una época muy importante para EEUU, la década los 60. Un periodo convulso y decisivo para el gigante norteamericano. Sin embargo, no se puede decir que el filme ofrezca aspectos históricos relevantes de la época. El objetivo del director David M. Evans -coautor a su vez del guión- es homenajear con su trabajo al béisbol y a la infancia. Y lo consigue con creces.

El béisbol es el deporte por excelencia en EEUU. Figuras legendarias como Babe Ruth, Lou Gehrig, Joe DiMaggio, Roberto Clemente o Sandy Koufax, entre otros muchos, son ídolos de diferentes generaciones y al otro lado del charco les conocemos gracias a la industria del cine. Hollywood vio en este deporte una mina a explotar y son numerosos los títulos que nos han mostrado este deporte tan desconocido a priori por nosotros. Títulos como El orgullo de los Yankees, El mejor, Ocho hombres o Moneyball son conocidos por cualquier cinéfilo.

Uno de esos míticos jugadores -Babe Ruth- es el ídolo de la pandilla de muchachos. Y una pelota firmada por el orondo jugador, se convierte hacía la segunda mitad del filme en el vehículo que hace avanzar la trama y que enlaza las andanzas de los protagonistas con la 'La Bestia', el temible perro que amenaza desde la valla a los jóvenes jugadores. Este es un momento clave de la obra, ya que a pesar de no aburrir en ningún momento, si que hacía la mitad empieza a desinflarse y con ese giro de guión, la película coge impulso hasta el final.

La infancia es el otro aspecto que el director ensalza. Esos veranos que solíamos pasar jugando en la calle con 11-12 años y que uno recuerda con tanto cariño, aparecen perfectamente representados a través de un grupo de jóvenes actores que están perfectos en el nivel interpretativo. Y, también, de unas situaciones que a más de uno le recordarán a los veranos de su infancia.

Nos encontramos pues ante una película a reivindicar, especialmente ahora en verano. Un título desconocido para gran parte del público -especialmente el juvenil-. Algo más de una hora y media de diversión y entretenimiento para estos días calurosos que desde aquí recomendamos a los que no la hayan visto aún. Los que ya conocieseis a esta pandilla, es un buen momento para revisar esta pequeña obra de culto.

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