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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
6
Comedia. Drama Inès trabaja en una importante consultora alemana establecida en Bucarest. Su estresante vida está perfectamente organizada hasta que su extrovertido y bromista padre Winfried llega de improvisto y le pregunta ”¿eres feliz?”. Tras su incapacidad para responder, sufre un profundo cambio. Ese padre que a veces estorba y que la avergüenza un poco le va a ayudar a dar nuevamente sentido a su vida gracias a un personaje imaginario: el ... [+]
21 de enero de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La impresión con que salgo del cine tras ver “Toni Erdmann” es que le ha faltado cocción, o dicho de otro modo, a lo largo de su extensa proyección ha habido momentos de todo tipo: de interés, de dispersión, de sentimiento y de curiosidad por ver cómo se desarrollaban sus personajes en sus situaciones, a veces tan peculiares. Antes de entrar ya me lo preguntaba una amiga: ¿Tanto dura? ¿Es necesario todo ese tiempo para contar algo? La respuesta no es nada nueva, y es que depende del caso. Hay películas de hora y media que pesan como cuatro horas y el caso contrario, películas de cuatro horas cuya duración transcurre en un suspiro. Para mí, en el caso de “Toni Erdmann” creo que su longitud es desmedida por lo que creo que coincido con algunos que ya la han visto y lo han señalado, que sus casi tres horas era demasiado tiempo. Y yo al menos las he notado.

En cuanto a su “cocción” me refiero a las diferentes láminas que la integran, a las diferentes situaciones y géneros que se van terciando en el film que no están integrados, están como separados, no hay suficiente ligazón entre ellas y dan la sensación de estar pegados: ahora viene esto, ahora toca lo otro y después mostramos lo siguiente. Su guión, tras haber presentado a sus personajes, se toma tiempo más que suficiente para el desarrollo de la acción, reiterándose en algunas ocasiones, sobre todo en su parte central, donde su progresión dramática se ralentiza, repercutiendo también en unos personajes que van perdiendo fuerza y frescura, para luego ir reponiéndose. Maren Ade ha dirigido con corrección pero mostrando sus baches de guión, que es donde tenía que haber limado secuencias que se alargan demasiado o se repiten. Sus actores se prestan al juego pero sin pasión, quizás porque Ade en su dirección lo pedía ya que en su guión, por ejemplo, la comicidad no pretende ser hilarante ni su dramatismo hiriente. Sandra Hüller y Peter Simonischek que son los protagonistas, muestran su experiencia, así como unos eficaces Thomas Lobl, Trystan Püter o Ingrid Bisu que lideran el extenso reparto de secundarios, la mayoría rumanos, ya que casi todo transcurre en Bucarest.

Por ahora ha obtenido el Premio Fipresci en Cannes, el Euroimages en el Festival de cine de Sevilla, los cinco galardones más importantes del Cine Europeo, estar nominada a los Globos de Oro, los Bafta y es la ganadora del Premio de los críticos de Nueva York como mejor film de habla no inglesa, entre otros logros. Lógico que muchos hayan lanzado las campanas al vuelo porque “Toni Erdmann” ha pretendido renovar la comedia dramática. Pero la lástima es que no siempre las mejores intenciones se corresponden con los resultados y tanto honor puede resultar excesivo, porque, insistimos, frente a algunas secuencias conseguidas el resto pronto se volatiliza, no cae en momentos ya sabidos o manidos, sentimentalmente facilones, lo cual compensa, pero por otra parte la frialdad que abunda en gran parte del metraje está demasiado presente, sin que tampoco se le pueda achacar un exceso analítico, que es cuando suele suceder esto. Resumiendo, que a pesar de todos los pesares, yo al menos decido quedarme con su parte positiva.
Maggie Smee
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