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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
7
Thriller. Drama Boston, años 70. El agente del FBI John Connolly (Joel Edgerton) convence a Whitey Bulger (Johnny Depp), un mafioso irlandés que acaba de salir de la cárcel, para que colabore con el FBI con el fin de eliminar a un enemigo común: la mafia italiana. Esta nefasta alianza provoca una espiral de violencia que permite a Whitey eludir el control de la ley, consolidar su poder y convertirse en uno de los más implacables y poderosos gangsters ... [+]
24 de octubre de 2015
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace ya tiempo, los “films de gángsters”, se dividen en dos grandes grupos: Los productos “mainstream” en el que se conjugan grandes estrellas, espectáculo y los convencionalismos más rutinarios, aunque presentados en bonito celofán, y los que ambicionan currárselo más: ambientación, una buena planificación y unos personajes, cuanto menos, medianamente definidos. Dentro del segundo grupo mencionado, por cierto el más interesante, se podría incluir este “Black Mass: Estrictamente criminal”. Cierto es que podía haber salido todavía mejor, pero tal y como está el panorama actual, ya nos podíamos dar con un canto en los dientes si la media fuera de este nivel. Personalmente no creo que sea un film especialmente llamativo que haya hecho historia, quizás hasta nos sabemos por dónde van a ir los tiros (nunca mejor dicho), pero en ella hay factores logrados que hacen de ella una buena película, sin más, pero sin restarle un ápice del mérito conseguido.
En este género, lógicamente, enseguida salen a relucir las posibles influencias que hay con Scorsese como han señalado algunos críticos. Luego han mencionado otros directores. Pero no coincido mucho con ellos, porque aunque haya fogonazos al cine de Scorsese más bien veo, como en otros films de reciente producción, una notoria influencia del cine de Sidney Lumet, un cine poco reivindicado por los que siguen por estos derroteros al menos en nuestro país, o al Newell de “Donnie Brasco”, un film algo más conseguido que este, en la que casualmente también trabajaba Johnny Depp y de similar estructura narrativa.
Scott Cooper ha realizado una buena labor, tanto a nivel técnico como dirigiendo a sus actores, que por cierto, tiene un excelente “cast” de los que quita el hipo, todos ellos muy ajustados en sus papeles y con caras y dentaduras creíbles. Rostros que parecen “normales” que se ajustan a la época a la que se hace referencia en un trabajo actoral conjuntado. Quizás los que más me rechinen pueden que sean dos de sus protagonistas: Benedict Cumberbatch, no por su labor, si no porque físicamente no me creo que sea hermano de Whitey, encarnado por un también entonado Johnny Depp, pero que el maquillaje en esta ocasión, es el que le juega una mala pasada. Esa calva color carne a lo Pujol y con esas lentillas azules tan vampíricas, semejante a las que han utilizado para las fotos de las portadas de las revistas del corazón Rociíto o Chabelita, no le ayudan en su trabajo, aunque ponga de su parte, incluso un cuidado movimiento corporal.
Tom Holkenborg en la banda sonora o la sugerente y sofisticada fotografía de Masanobu Takayanagi ayudan en su resultado, así como su vestuario o su dirección artística. Quizás, como película que parece sacada de la década de los setenta, también adolece de ciertos defectos de ese momento, como por ejemplo ese exceso de personajes masculinos y desaprovechando los personajes femeninos en un ejercicio algo testoterónico. Lástima que no podamos disfrutar mucho de ellas, aunque también se les note cómodas en el grupo.
Maggie Smee
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