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Voto de Maggie Smee:
4
7,2
29.041
Romance. Drama
Elio Perlman (Timothée Chalamet), un joven de 17 años, pasa el cálido y soleado verano de 1983 en la casa de campo de sus padres en el norte de Italia. Se pasa el tiempo holgazaneando, escuchando música, leyendo libros y nadando hasta que un día el nuevo ayudante americano de su padre llega a la gran villa. Oliver (Armie Hammer) es encantador y, como Elio, tiene raíces judías; también es joven, seguro de sí mismo y atractivo. Al ... [+]
27 de enero de 2018
59 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
La agenda de Luca Guadagnino está completa. En cartera tiene una pendiente de estreno, de nuevo un “remake”, cosa que ya había hecho sin mucho éxito con “Cegados por el sol”, y para 2019 otra con Benedict Cumberbatch y Jake Gyllenhaal. Todo esto se produce con el “boom” de “Call Me by Your Name”, película políglota rodada en Italia bajo el régimen de coproducción, arropada por la potente Sony y que, “casualmente”, se ha metido en el bolsillo cuatro nominaciones al “Oscar”, a los BAFTA y también, entre otros premios, también aparecía en los Globos de oro. Sinceramente, creo que todos estos honores le sobran porque me ha parecido un film antiguo tanto en su forma como en su contenido, huele a naftalina y es preciosista pero de la peor clase, de las que se les adorna con cierto “buen gusto”, rodadas en un entorno bonito, con gotas de “cultura” y, aunque, sin que haya nada que sea pésimo en ella, resulta de una pedorrez y un aburrimiento notorio.
Guadagnino, que para mí dio en la diana con estos ingredientes en “Io sono l´amore (Yo soy el amor)” aquí falla estrepitosamente.
Lo que puedo contar, antes de adentrarme en la zona del “spoiler”, es que “Call Me by Your Name” es que es un film correctamente interpretado, sin más. La nominación a mejor actor al descubrimiento del año, el aclamado Timothée Chalamet, es absolutamente injustificada, a pesar, como decimos de su cierta frescura. Armie Hammer como su compañero de reparto sale muy mono, pero peca quizás de soso, potenciado quizás por un personaje inverosímil el cual tampoco se cuida. El resto cumple, pero puestos a nominar, en el apartado de actores de reparto ya podían haber nominado a Michael Stuhlbarg que hace el papel de padre del protagonista.
La desidia de esas tardes de verano que nunca he tenido la suerte de experimentar pero que algunos, de espíritu hueco con los que me he llegado a topar, me habían contado, lo he llegado a conocer, casi a vivir, viendo la película, y eso que aquí, estos seres anodinos tocan el piano, escriben música, se recrean en el arte, se bañan en lagos, follan, pasean y leen, pero todo bajo un halo mortecino y para mí, exento de interés aunque rodado con una corrección técnica que a fin de cuentas poco importa.
Y lo que me embarga en la estupefacción es lo que han visto gran parte de la crítica o muchos usuarios dedicándoles elogios de todo tipo. Porque si todo esto nace de la verdad de cada uno, ya puedo entender por qué en el tema del amor nos va tan mal a la humanidad, ya que esto es un canto casposo a las relaciones no asumidas. Gente aburrida que va de un lado a otro a los que no le hierve la sangre y que en ningún momento son capaces ni de sudar, reír, despeinarse o gemir. Demasiada pose sin gracia y muy irreal. No es que sea demasiado académica, si no lo que decíamos antes, es demasiado arcaica y no sabemos con qué sentido ha sido realizada con ese desfase. Puede que por eso les habrá satisfecho a los votantes más académicos.
Guadagnino, que para mí dio en la diana con estos ingredientes en “Io sono l´amore (Yo soy el amor)” aquí falla estrepitosamente.
Lo que puedo contar, antes de adentrarme en la zona del “spoiler”, es que “Call Me by Your Name” es que es un film correctamente interpretado, sin más. La nominación a mejor actor al descubrimiento del año, el aclamado Timothée Chalamet, es absolutamente injustificada, a pesar, como decimos de su cierta frescura. Armie Hammer como su compañero de reparto sale muy mono, pero peca quizás de soso, potenciado quizás por un personaje inverosímil el cual tampoco se cuida. El resto cumple, pero puestos a nominar, en el apartado de actores de reparto ya podían haber nominado a Michael Stuhlbarg que hace el papel de padre del protagonista.
La desidia de esas tardes de verano que nunca he tenido la suerte de experimentar pero que algunos, de espíritu hueco con los que me he llegado a topar, me habían contado, lo he llegado a conocer, casi a vivir, viendo la película, y eso que aquí, estos seres anodinos tocan el piano, escriben música, se recrean en el arte, se bañan en lagos, follan, pasean y leen, pero todo bajo un halo mortecino y para mí, exento de interés aunque rodado con una corrección técnica que a fin de cuentas poco importa.
Y lo que me embarga en la estupefacción es lo que han visto gran parte de la crítica o muchos usuarios dedicándoles elogios de todo tipo. Porque si todo esto nace de la verdad de cada uno, ya puedo entender por qué en el tema del amor nos va tan mal a la humanidad, ya que esto es un canto casposo a las relaciones no asumidas. Gente aburrida que va de un lado a otro a los que no le hierve la sangre y que en ningún momento son capaces ni de sudar, reír, despeinarse o gemir. Demasiada pose sin gracia y muy irreal. No es que sea demasiado académica, si no lo que decíamos antes, es demasiado arcaica y no sabemos con qué sentido ha sido realizada con ese desfase. Puede que por eso les habrá satisfecho a los votantes más académicos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El hecho de narrar el primer amor y que además se desarrolle en verano no es nada nuevo. Esta historia, ambientada en los ochenta al norte de Italia, narra la relación entre un chico de diecisiete y un hombre que casi le dobla la edad. Si esto se produjera en una relación heterosexual más de uno/a hubiera puesto el grito del cielo, diciendo que se promociona la pederastia. Para colmo esto se produce entre dos tipos oficialmente heterosexuales y cuya relación no les va a cambiar, de hecho, el que es mayor, Oliver, se promete y se va a casar con una desgraciada, aunque siga enamorado de Elio. Volvemos a lo mismo, algo que ha ocurrido mil veces, continúa pasando, pero que a estas alturas poco aporta tanto al film como a nuestras vidas. Es una costumbre que en pleno siglo XXI no interesa nada.
Hay un “speech” estupendo que larga el padre de Elio, el cual manifiesta la represión que ha padecido en su vida y con una bonita conclusión, mensaje en el cual se cagan con la resolución, la cual tarda en llegar, se alarga innecesariamente.
James Ivory contó algo parecido, y de mejor forma, en “Maurice”, aunque el material provenía de otro escritor. En esta ocasión Ivory se une al director para contarnos esta historia, carente de tensión o drama, donde todo transcurre como el verano que se nos cuenta, con tedio.
El hecho de que Elio se masturbe con un melocotón me parece una de las escenas más desafortunadas, tanto por cómo se filma como por su resultado, llegando a añorar escenas de la saga “Emmanuelle”, Emanuelle Negra” o cualquier “soft porno” de los setenta en el que se pajeaban con cualquier fruta o utensilio de cocina. Las escenas de “amor” están carentes de calidez o morbo, parece que su remilgo hubiera dado apuro rodarlas con más valentía a todo el equipo, produciendo en el espectador, al menos en mi caso, hasta vergüenza ajena. Y no es por ansiar ver “carnaza” o sexo explícito, pero insisto, todo esto suena a cine rodado hace casi medio siglo sin justificación.
Todo esto son pasos atrás, tanto en la carrera de sus guionistas y director, como, desde el punto de visto cinematográfico, sin implicar ningún avance o riesgo, aunque fuera estético.
Hay un “speech” estupendo que larga el padre de Elio, el cual manifiesta la represión que ha padecido en su vida y con una bonita conclusión, mensaje en el cual se cagan con la resolución, la cual tarda en llegar, se alarga innecesariamente.
James Ivory contó algo parecido, y de mejor forma, en “Maurice”, aunque el material provenía de otro escritor. En esta ocasión Ivory se une al director para contarnos esta historia, carente de tensión o drama, donde todo transcurre como el verano que se nos cuenta, con tedio.
El hecho de que Elio se masturbe con un melocotón me parece una de las escenas más desafortunadas, tanto por cómo se filma como por su resultado, llegando a añorar escenas de la saga “Emmanuelle”, Emanuelle Negra” o cualquier “soft porno” de los setenta en el que se pajeaban con cualquier fruta o utensilio de cocina. Las escenas de “amor” están carentes de calidez o morbo, parece que su remilgo hubiera dado apuro rodarlas con más valentía a todo el equipo, produciendo en el espectador, al menos en mi caso, hasta vergüenza ajena. Y no es por ansiar ver “carnaza” o sexo explícito, pero insisto, todo esto suena a cine rodado hace casi medio siglo sin justificación.
Todo esto son pasos atrás, tanto en la carrera de sus guionistas y director, como, desde el punto de visto cinematográfico, sin implicar ningún avance o riesgo, aunque fuera estético.