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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
8
Drama Una mujer, después de perderlo todo durante la recesión, se embarca en un viaje hacia el Oeste americano viviendo como una nómada en una caravana. Tras el colapso económico que afectó también a su ciudad en la zona rural de Nevada, Fern toma su camioneta y se pone en camino para explorar una vida fuera de la sociedad convencional, como nómada moderna. (FILMAFFINITY)
25 de marzo de 2021
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es innegable que este año de pandemia, tan extraño como corto en acontecimientos taquilleros, la Academia de Hollywood aprovechará para saldar cuestiones pendientes: se notan ciertas novedades, como el hecho de ser el primer año que hay nominadas dos directoras o el nominar al primer actor negro ya fallecido y que puede ser el ganador al mejor protagonista, Chadwick Boseman, como en su día lo fue Peter Finch por su electizante labor en “Network, un mundo impacable”, y, así, como ocurrió en los Globos de oro, también premiar una actriz negra como protagonista, cosa que hace tiempo no ocurre. ¿Se acordarán de Glenn Close aunque sea como secundaria o tendrá que seguir esperando? En fin, la susodicha pandemia nos ha privado de grandes superproducciones, pero, al menos, nos ha dado más de una producción modesta de gran calidad, por ejemplo el caso presente.

“Nomadland” está rodada en Arizona, California, Dakota del Sur, Nevada y Nebraska, entre otros estados, a lo largo de meses y sin la presión de un gran estudio (aunque sea la sucursal de la potente “major” Fox, la Searchlight, la que ande detrás de su distribución, junto a Disney). Han realizado un film inusual, más apropiado para el cine independiente que para arrasar en una ceremonia de los “Oscars”, pero tan hermosa como necesaria, y que, muy pocas veces, en la industria comercial, sobre todo en este siglo XXI, el cine ha posado su mirada en gente nómada, casi “outsiders”, que vive en modestas caravanas, como consecuencia en este caso, muchos de ellas víctimas de la crisis económica, con una filosofía de vida alejada de lo establecido y gran humanidad.

Este es el tercer largometraje de la directora china Chloé Zhao, que es también la responsable de su montaje. Tras “Nomadland”, independientemente de que se alce o no como ganadora en los “Oscars”, la trayectoria de su directora ha dado un giro de ciento ochenta grados, ya que, en su cuarto largometraje, anda sumida en la gran producción de Marvel producida por Disney en solitario y por todo lo alto, “Eternals”. No sé los motivos que han provocado semejante cambio, pero bueno, sean cuales sean las razones (experimentar con un gran presupuesto, con los últimos adelantos en efectos especiales o comprarse un chalé) está en su derecho y nadie le va a quitar los méritos logrados.

He de precisar que “Nomadland” no va a gustar a espectadores con poco bagaje en la vida o poco “viajados”, es decir, que igual han ido de hotel en hotel desde India a Brasil, pero no han “vivido” por donde han pasado. Tampoco a los que no conocen la faceta ni de mochilero, que es más incómoda, o “caravanero” si se me permite el término. Ni a los que busquen películas convencionales será su público, y me temo (ahí van muchos), que a los que se encuentren personalmente en una situación parecida a la de la protagonista, porque supongo que no les servirá de evasión. Esto último no lo afirmo con convicción afortunadamente.

Pero lo que para mí ha supuesto “Nomadland” ha sido ver, antes que nada, una película con poesía intrínseca, con espíritu libre, algo habitual a finales de los sesenta y durante los años setenta y que, paulatinamente, esta característica, fue desapareciendo en la mayoría de las películas que posteriormente nos fueron llegando. Ese “algo” tan difícil de lograr, cuando se nos proporcionaba, ese espíritu venía enlatado o más bien prefabricado. Por eso el título de mi comentario, o crítica, como quieran llamarlo, es “Easy rider (Buscando mi destino)”, porque sin tener absolutamente nada que ver con la citada película de Hopper, entronca con un cine comprometido, despegado de las exigencias más comerciales y con una identidad propia. No es un film documental, como muchos han pretendido calificarlo, está más cerca del “cinéma verité”, así de simple. Y quien deduzca que por ello es “gafapasta” es un ignorante.

Frances McDormand (coproductora del film) es Fern, su protagonista. Ella hace un excelente trabajo, sutil y lleno de franqueza. Está acompañada de David Strathairn, muy eficaz y creíble, junto a un grupo de actores aficionados o no profesionales, que además, utilizan para sus personajes sus nombres verdaderos, quizás para darle a todo un aire de autenticidad. Todo está muy bien definido, tanto los personajes, como sus circunstancias.

La atmósfera sonora de Ludovico Einaudi es estupenda. Creo que este será el año de su lanzamiento mundial. Tras una larga trayectoria en muchas clases de proyectos y películas, al haber participado Einaudi en este film y en “El padre”, de Florian Zeller, parece que las puertas de Hollywood se le abren de par en par. Ya veremos. También para el encargado de la fotografía, Joshua James Richards, es su espaldarazo. Ya había trabajado en muchos cortometrajes, en anteriores films con Zhao y en films independientes, como la británica “Tierra de Dios”, de Francis Lee. Él es un experto en incluir el paisaje como un personaje más, y aquí realiza su mejor trabajo, por lo que ha sido nominado de justa manera. No llega al virtuosismo de los films de Malick, porque se alejaba de la propuesta de la directora ni tampoco se trataba de eso, pero si es verdad que se aproxima a la capacidad de visión de “su eminencia” Roger Deakins.

Por último, dentro de la gran galería de personajes que se nos presentan, creo que hubiera nominado como actriz secundaria a la que encarna a Swanki. Hay casos, por ejemplo, como el de Haing S. Ngor, (ganador por “Los gritos del silencio” que desbancó dudosamente entre otros al gran Ralph Richardson o a John Malkovich, nada más y nada menos), que sin ser actor profesional, contó con una carrera, o Harold Russell (ganador por “Los mejores años de nuestra vida”) mostró que era un buen actor. Charlene Swanki, que ese es su nombre, es conocida en las redes y nómada en la vida real desde hace años. Mujer muy currada en estas lides y también comprometida, interpreta un personaje muy especial, no a sí misma, con mucho corazón, como todos los que en ella aparecen.
Maggie Smee
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