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Voto de Francisco Javier Millan:
9
Thriller. Drama Madrid, verano de 2011. Crisis económica, Movimiento 15-M y millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa conviven en un Madrid más caluroso, violento y caótico que nunca. En este contexto, los inspectores de policía Alfaro (Roberto Álamo) y Velarde (Antonio de la Torre) deben encontrar al que parece ser un asesino en serie cuanto antes y sin hacer ruido. Esta caza contrarreloj les hará darse cuenta de algo que nunca ... [+]
11 de noviembre de 2016
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo perfectamente el verano del 2011, fue el verano del estreno de la última película de Harry Potter, se casó mi hermano, se estrenó “La boda de mi mejor amiga” y, se me estropeó la ventanilla del coche en un viaje en solitario por Extremadura, después de haber pasado brevemente por la capital de España en plena efervescencia papal. Es curioso que, cinco años más tarde, el director Rodrigo Sorogoyen tome como referencia aquella fecha, sirviéndole como telón de fondo en uno de los thrillers más brillantes de los que se han producido en nuestro país.
En momentos casi es lo de menos que sea un policíaco de manual, ya que me atrevería a decir que, lo que más interesa, es la relación de los dos protagonistas. El espíritu de camaradería de esta extraña pareja es uno de los atributos más sobresalientes del conjunto. Ambos, Roberto Álamo y Antonio de la Torre, construyen unos personajes desde la base de la naturalidad, al igual que ocurre con algunos de los secundarios que aparecen en el film. Una auténtica buddy movie de bareto madrileño que primero perfila sus personajes, luego les deja actuar y encariñarte con ellos, para luego meterlos en la intriga más trepidante.
El guion tiene todos los elementos: un desarrollo protagónico ejemplar, una historia de fondo muy a tener en cuenta, unas subtramas paralelas de gran calado –véase por ejemplo la de la chica que friega las escaleras-, y un villano escalofriante que va dejando cadáveres de abuelas por media ciudad sitiada.
Mucho se está comparando con “Seven” y “La isla mínima”, de estos dos films hereda el salvajismo de algunas de sus imágenes y esa sensación insana de calor insoportable. Un thriller que mira directamente al género que toma como referencia, consiguiendo escribir una nueva página del reciente cine español. Una cinta de indudable potencial comercial que viene a demostrar una vez más que las fórmulas tradicionales son las que mejor funcionan.
El realizador además se marca un tercer acto deslumbrante, donde incluso da pie a la introducción de un más que curioso plano secuencia de los que provocan escalofríos. El espectador, llegados a este punto, estará absolutamente atrapado. Sorogoyen es totalmente consciente del trabajo de emociones que ha conseguido trabajar durante todo su metraje y convierte a la película en un producto adictivo.
Sí que es verdad, sin que sirva como punto negativo ni mucho menos, el fondo de la visita papal parece dejar de importar desde el momento en que conocemos por fin al asesino. Es una historia que podría perfectamente ambientarse en los barrios chungos de Nueva York o Chicago. Aquí sustituimos ese aire truculento de los bajos fondos de las ciudades norteamericanas, por el de las calles de Madrid y sus policías más castizos.
Qué Dios te perdone si te la pierdes ¡!.
Francisco Javier Millan
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