Una película decididamente arriesgada, que aprovecha los desafíos de su bajo presupuesto para su propuesta estética minimalista -una única localización, cuatro actores y una puesta en escena basada en varias escenas-secuencias donde se alternan simultáneamente presente y pasado. Grandes interpretaciones de la pareja protagonista y una dirección de fotografía sobresaliente para este drama de tintes terroríficos con aire a clásicos como La semilla del diablo que lo convierten en una ópera prima valiente y a descubrir.