Parece que la cosa va en serio y Scottie tiene intención de, en principio, tratar de meter el hocico, en lo que respecta a encabezar repartos de productos de acción con modestas aspiraciones, y hacerse un huequito. O el tiempo dirá más adelante. Porque tampoco nos engañemos, su señor padre no habría sobrepasado con holgura semejante listón de no haberse labrado su grado como uno de los grandes directores en el Hollywood cuasicontemporáneo.
Y el resultado de convertirlo en un gañán con cara de palo -herencia de papá- de gatillo y hostia fáciles, atrapado en una isla no demasiado acogedora para esclarecer el por qué del asesinato de su hermano, es tan esperpénticamente goloso como esa soñada -espero que no sólo por mí- profanación en clave de código actioner del subgénero negro (o terrorífico) sobre islas malrolleras con un protagonista/visitante no grato sólo que intercambiando a las sectas de cualquier 'The Wicker Man' o de la televisiva 'Misa de medianoche' por unos terroristas -liderados por un Kevin Durand más de vuelta de todo que de costumbre, lo que ya es decir- con varias papeletas para que Eastwood Jr. vaya calentándoles la oreja.
Por ahí están haciendo bulto Famke 'the elephant woman' Jamssen, Tyrese Gibson intentando buscarse la vida lejos de Vin Diesel y un testimonial Mel Gibson haciendo lo que últimamente mejor hace: nada.
Todo esto lo dirige David Hackl, el insigne cineasta responsable de 'Saw 5' y algunos otros de los hits recientes diseñados para el lucimiento de más estrellas al alza como Gina Carano, James Marsden, Thomas Jane o John Travolta.
Aburrida no es, quédate con eso.