Personal adaptación, junto a Horacio Valcárcel, de la novela de Ramón Pérez de Ayala.
Es personal porque Garci, con su peculiar cadencia, con su tempo narrativo tan suyo, hace que se parezca extraordinariamente en ese aspecto a anteriores trabajos, pero también le confiere ese toque tan peculiar, que a unos les gusta y otros aborrecen.
En lo que a mi respecta, me gusta, y mucho.
No diré que no haya aspectos negativos, que son del gusto de Garci, pero que realmente pecan de poco naturales, de artificiosos. Por ejemplo, algunas "estampas" bucólicas, donde los personajes, uno o dos a lo sumo, aparecen en la parte central de un retazo de la naturaleza, bellísimo en sí, pero excesivamente preparado para la ocasión.
La luz, la simpar fotografía, muy amarillenta, magnifica los preciosos paisajes en los que se desenvuelve la acción, así como la cadenciosa música. Y los intérpretes, con un una vez más magnífico Alfredo Landa a la cabeza, lo hacen de maravilla (Alex Gonzálesz parece en ocasiones un tanto forzado ante los literarios diálogos que debe declamar, en un personaje tomado, me temo, del de Gregory Peck en "Horizontes de grandeza" (véase la escena del pulso con el malvado hijo de su odiosos padre)(véase la escena del pulso con el malvado hijo de su odiosos padre, que recuerda en su espíritu a la pelea a puñetazos entre Peck y Heston). En cuanto a la ambientación, perfecta, con otro gran trabajo de Gil Parrondo.
Tan solo, además de lo ya expuesto anteriormente, diría en el plano negativo que el guión, sobre todo al comienzo, da algunos tumbos, mostrándonos las diversas escenas como si fueran retazos, sin mucha hilazón con el todo. Sin embargo, y a medida que la historia toma cuerpo, a mi entender todo aparece como perfectamente hilvanado, aunque reconozco que esta narrativa no es del gusto de mucho/as espectadores. Garci lo hace así y punto.
Supongo que le volverán a dar por todas las esquinas a esta última película estrenada de Garci, pero creo que es interesante, para lo larga que es no aburre absolutamente nada, y tiene indudable fuerza dramática en algunos momentos, así como retazos de buen humor, casi siempre a cargo de la pareja Kiti Manver-Manuel Galiana, ambos espléndidos.
Sí, a mí me suele gustar el cine de Garci y en esta ocasión, también.