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Voto de Sirah Wiedemann:
9
7,4
45.094
Romance. Drama
Céline (Julie Delpy), una estudiante francesa, y Jesse (Ethan Hawke), un joven estadounidense que viaja por Europa tras ser abandonado por su novia, se conocen en un tren con destino a París. Cuando llegan a Viena, Jesse debe bajar porque al día siguiente regresa a su país, pero logra convencer a Céline para que pase la noche con él en la ciudad. En el curso de esa noche, se conocen a fondo, discuten sobre diversas cuestiones como la ... [+]
19 de febrero de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de las películas más especiales con la que me he topado en la vida, pero nunca surgía el momento de hacer su crítica, tal vez amedrentada por no estar a la altura de expresar todo lo que me hace sentir siempre que la veo. Recuerdo que fue un viernes de hace tres primaveras, estaba en el piso con una compañera y nos decidimos a verla. Jamás olvidaré esa noche del catorce de mayo y todo lo que sentí. A menudo nos adentramos en una película con la idea de evadirnos, transportarnos a otra historia, pero no siempre lo conseguimos. Pues bien, la historia de Jesse y Celine es una de las más reales que he visto en el cine, por no decir la más auténtica, traspasa la pantalla y llega directamente al espectador, convirtiéndolo en un elemento más de la película.
El romance que va surgiendo a través del diálogo de los protagonistas, esas miradas y aquella noche mágica en Viena tienen vida propia, la de cada espectador que quiera identificarse con ella. Siempre me ha fascinado la idea de volver la vista atrás en el tiempo y observar cómo afectó una decisión en apariencia trivial al transcurso de la vida de una persona. Esa naturalidad que nos muestra Linlater, la espontaneidad de nuestros actos o la belleza de nuestros sueños escondida en cualquier rincón por el que paseemos convierten esta obra en una película de culto con todo merecimiento.
Sin duda puedo afirmar y no exagero que esta película marcó un antes y un después en mi vida, pues me “despertó” en ciertos sentidos. Realmente pienso que hay pocas veces que te encuentres con alguien que consiga conectar de ese modo contigo, por eso hay que luchar y ver qué es lo que realmente quieres. Es una historia de amor real, sin pretensiones, que tan solo quiere mostrar cómo es el transcurso de la vida y la importancia de nuestras decisiones, algo que nos puede pasar a cualquiera. En vísperas de que se estrene la tercera entrega de esta trilogía inusual a la par que honesta, animo a todo aquel que aún no la haya descubierto a que se anime a verla, pues no defrauda en absoluto. Además, el modo de presentarnos el amor en tres edades distintas de unos mismos personajes, con lo que conlleva el cambio y la adaptación a las circunstancias de cada momento, la convierten en idónea, pues pocas veces podemos contar con una historia tan genuina que nos retrate y nos diga lo que ocurre en la vida real y qué papel juegan los sentimientos en todo ello.
Destaco muchísimo el talento de Richard Linklater por atreverse con este singular proyecto hace dieciocho años, así como el de Ethan Hawke y Julie Delpy, éstos dos últimos no solo como intérpretes sino también como guionistas, aunque no salgan en los créditos de esta primera parte como tal (si aparecen en la segunda parte, “Before sunset”).
Después de aquel catorce de mayo aprendí a observar todo lo que ocurre a mi alrededor con otros ojos y esa sensación de nostalgia por aquello que me gustaría vivir aún pervive en mi interior. Como reflexión final me quedo con la idea de que el despertar al amor de estos dos jóvenes durante una noche en Viena es la historia de cualquiera de nosotros, de todo aquel que haya sido joven, haya soñado, amado y elegido vivir. Porque estamos aquí para disfrutar del viaje e intentar vivirlo con la mayor plenitud posible. Por Jesse y Celine.
El romance que va surgiendo a través del diálogo de los protagonistas, esas miradas y aquella noche mágica en Viena tienen vida propia, la de cada espectador que quiera identificarse con ella. Siempre me ha fascinado la idea de volver la vista atrás en el tiempo y observar cómo afectó una decisión en apariencia trivial al transcurso de la vida de una persona. Esa naturalidad que nos muestra Linlater, la espontaneidad de nuestros actos o la belleza de nuestros sueños escondida en cualquier rincón por el que paseemos convierten esta obra en una película de culto con todo merecimiento.
Sin duda puedo afirmar y no exagero que esta película marcó un antes y un después en mi vida, pues me “despertó” en ciertos sentidos. Realmente pienso que hay pocas veces que te encuentres con alguien que consiga conectar de ese modo contigo, por eso hay que luchar y ver qué es lo que realmente quieres. Es una historia de amor real, sin pretensiones, que tan solo quiere mostrar cómo es el transcurso de la vida y la importancia de nuestras decisiones, algo que nos puede pasar a cualquiera. En vísperas de que se estrene la tercera entrega de esta trilogía inusual a la par que honesta, animo a todo aquel que aún no la haya descubierto a que se anime a verla, pues no defrauda en absoluto. Además, el modo de presentarnos el amor en tres edades distintas de unos mismos personajes, con lo que conlleva el cambio y la adaptación a las circunstancias de cada momento, la convierten en idónea, pues pocas veces podemos contar con una historia tan genuina que nos retrate y nos diga lo que ocurre en la vida real y qué papel juegan los sentimientos en todo ello.
Destaco muchísimo el talento de Richard Linklater por atreverse con este singular proyecto hace dieciocho años, así como el de Ethan Hawke y Julie Delpy, éstos dos últimos no solo como intérpretes sino también como guionistas, aunque no salgan en los créditos de esta primera parte como tal (si aparecen en la segunda parte, “Before sunset”).
Después de aquel catorce de mayo aprendí a observar todo lo que ocurre a mi alrededor con otros ojos y esa sensación de nostalgia por aquello que me gustaría vivir aún pervive en mi interior. Como reflexión final me quedo con la idea de que el despertar al amor de estos dos jóvenes durante una noche en Viena es la historia de cualquiera de nosotros, de todo aquel que haya sido joven, haya soñado, amado y elegido vivir. Porque estamos aquí para disfrutar del viaje e intentar vivirlo con la mayor plenitud posible. Por Jesse y Celine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Hace tiempo desde la última vez que la ví, pero a la mente me vienen tres momentos que se me han quedado grabados:
-La composición del poeta, esa improvisación ante la petición de un loco cuerdo enamorado. ¡Qué decir de ese poema y el entorno en el que surgió! A mi memoria acuden las palabras de un grande, Keats: "La belleza es verdad; y la verdad, belleza, esto es todo lo que sabemos y todo lo que debemos saber".
-La reflexión que le dice Celine a Jesse acerca de que cuándo eliges estar con alguien, siempre vas a idealizar y creer que tu amor verdadero era aquel otro con el que finalmente no compartiste tu vida. Tal vez ese sea el motor alrededor del cual gira todo el encanto del amor entre estos dos protagonistas, tal y como se ve en su continuación, pues a pesar de los vaivenes de la vida de cada uno, siempre tienen en la memoria la figura del otro como su alma gemela.
-Y un gesto casi imperceptible para el espectador pero del que me dí cuenta, y que se repite en la segunda parte, pero a la inversa: en ésta película, poco después de la llegada de Jesse y Celine a Viena se montan en un autobús y en un instante dado, Jesse acaricia el pelo de Celine mientras la observa embelesado. Quienes vean la segunda parte podrán comprobar que ocurre exactamente lo mismo pero justo al revés cuándo van en el taxi. No me pregunten por qué, pero la ternura que desprende esta escena me enamoró.
-La composición del poeta, esa improvisación ante la petición de un loco cuerdo enamorado. ¡Qué decir de ese poema y el entorno en el que surgió! A mi memoria acuden las palabras de un grande, Keats: "La belleza es verdad; y la verdad, belleza, esto es todo lo que sabemos y todo lo que debemos saber".
-La reflexión que le dice Celine a Jesse acerca de que cuándo eliges estar con alguien, siempre vas a idealizar y creer que tu amor verdadero era aquel otro con el que finalmente no compartiste tu vida. Tal vez ese sea el motor alrededor del cual gira todo el encanto del amor entre estos dos protagonistas, tal y como se ve en su continuación, pues a pesar de los vaivenes de la vida de cada uno, siempre tienen en la memoria la figura del otro como su alma gemela.
-Y un gesto casi imperceptible para el espectador pero del que me dí cuenta, y que se repite en la segunda parte, pero a la inversa: en ésta película, poco después de la llegada de Jesse y Celine a Viena se montan en un autobús y en un instante dado, Jesse acaricia el pelo de Celine mientras la observa embelesado. Quienes vean la segunda parte podrán comprobar que ocurre exactamente lo mismo pero justo al revés cuándo van en el taxi. No me pregunten por qué, pero la ternura que desprende esta escena me enamoró.