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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Federico Furzan:
8
Comedia. Ciencia ficción A dos aspirantes a rockero de San Dimas, California, les aseguraron una vez no hace mucho tiempo que serían los salvadores del mundo después de protagonizar un viaje en el tiempo, pero la realidad es que hoy son padres de mediana edad que pasan los días tratando de componer una canción que valga la pena y de hacer que su destino se haga realidad. (FILMAFFINITY)
4 de octubre de 2020
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos sabemos qué tipo de película es Bill & Ted Face the Music. Al menos los que crecimos en ese ambiente dominado por experimentos ochentosos de comedia y fantasía. Y creo que somos esos lo que corremos a ver las nuevas aventuras de Bill y Ted, los Wyld Stallyns, el dúo que nunca encontró su lugar en el mundo. Casi treinta años han pasado y sí, hoy nos encontramos con dos personajes que el tiempo no ha perdonado. Pero así como sabemos y entendemos el tipo de película que se plantea en Bill & Ted Face the Music, un merecido descanso de nuestra situación actual, me cuesta dejar de reconocer y mencionar que la película aborda un sentido de soltar como pocas franquicias suelen hacerlo. Me sentí en compañía de amigos, pero también en compañía de quienes quedan y serán los que acompañen a nuestros herederos. Con una sonrisa gigante me despedí.

El rock no es igual. Es prácticamente inexistente. Y luego de todo el éxito que vino al final de Bogus Journey, Bill y Ted son los mismos de siempre, pero ahora con dos hijas, y la realidad tormentosa de la vejez. Pero llega una visita del futuro. Una que indica que la misión de los fracasados es crear una canción que salve al mundo. El talento no existe. Solo existe la capacidad de viajar en el tiempo, ir al futuro a recopilar la creación y volver al presente para presentar esa canción mágica. Bill y Ted deben aceptar el reto. Pero detrás de ellos están Billie y Thea, sus hijas, que se unen a la misión de imprevisto y aportan el mejor recurso a esta aventura.

Las aventuras de Bill y Ted no cambian. Son iteraciones de escenas dependientes de cuan creativo sea el guion que nutre de personalidad a dos hombres que no pueden seguir actuando como chicos porque ya no lo son. Y aun cuando hay una sensación de incomodidad en Reeves (observen sus movimientos, no son iguales), es imposible descartar la química que se produce con su compañero y el resto de quienes les acompañan. Cuando la película podría depender completamente de ellos, deciden proyectar a sus hijas como las geniales herederas de lo bueno y lo malo. En ambos personajes se esconde el secreto de una enseñanza indirecta sobre la franquicia. A esto sumamos que esa escena final es tan justa como debería ser, y Bill y Ted admiten que su objetivo siempre fue uno solo.

Nada en Bill & Ted Face the Music se siente como un elemento "adicional" que no tenía que aparecer. Todas las decisiones son acertadas. Es una película floja en su guión pero hay mucho que la salva. La música, personajes nuevos (el androide es GENIAL), un maquillaje excepcional que si no obtiene una nominación al Oscar sería una injusticia atribuida al género, y por supuesto la aparición de nuestro querido personaje, la Muerte. Es difícil no catalogarla como la mejor escena de la película. Una que trae lágrimas a los ojos. Un grito de redención, aceptación y amistad.

Esta es la tercera parte, y muy probablemente la última, de una aventura de casi cuarenta años. Quienes no hayan estado desde el principio, poco van a entender. Pero a veces explorar el pasado no está nada mal. Con Bill y Ted vale la pena ver lo que ocurrió en 1989, en 1991, y ahora.



**** Originalmente publicada en www.cinelipsis.com/bill-and-ted-face/ ****
Federico Furzan
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