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España España · Son Carrió
Voto de Doménec:
2
Drama Narra una serie de reencuentros en la vida de Salvador Mallo, un director de cine en su ocaso. Algunos de ellos físicos, y otros recordados, como su infancia en los años 60, cuando emigró con sus padres a Paterna, un pueblo de Valencia, en busca de prosperidad, así como el primer deseo, su primer amor adulto ya en el Madrid de los 80, el dolor de la ruptura de este amor cuando todavía estaba vivo y palpitante, la escritura como única ... [+]
31 de marzo de 2019
102 de 140 usuarios han encontrado esta crítica útil
Almodóvar... o la banalidad cinematográfica
Hay preguntas que nos acompañan y acompañarán siempre, interrogantes que por más que pasen los años, por más sabiduría que acumulemos, por más experiencia... nunca seremos capaces de responder. Cómo flota un barco, cómo vuela un avión, cómo las ondas hertzianas viajan a través del espacio y el tiempo para transformarse en sonidos inteligibles que escuhamos en un transistor; por qué la Santísima Trinidad es el dogma central sobre la naturaleza de Dios que lo hace existir en tres personas distintas... Podría seguir enumerando un sinfín de interrogantes sin respuesta que por más que la ciencia, la religión, etc. se empeñen en explicarnos, nunca nos sacarán de la ignorancia. Uno de esos interrogantes que seguramente me llevaré conmigo a la tumba es: ¿qué tiene Almodóvar que ve todo el mundo ve y que yo jamás he sido capaz de ver?
Incapaz de responder a tamaño enigma, hace años que decidí -dada mi ignorancia- no acudir más a ninguno de los estrenos del director manchego. Creo recordar que la puntilla final la dejé en “Volver”, y ha llovido desde entonces. Hoy, dejándome llevar por las entusiastas valoraciones de prensa y público, por esos elogios al que la crítica nos tiene acostumbrados... “el mejor Almódovar sin duda de...”; por listas y puntuaciones que hablan poco menos que de obra maestra “un giro impecable en la trayectoria invernal del director manchego”... y vulgaridades de este nivel...he vuelto a sucumbir!. Y... la verdad...tendría que detenerme aquí, pero voy a seguir: pocas veces la banalidad tiene una forma visual tan egocéntrica, insulsa y desmedida como en esta nueva película de Almodóvar. He de reconocer que si en esta ocasión la tentación ha podido conmigo ha sido por el tema elegido: un creador en el epílogo de su carrera, aquejado de múltiples dolencias que observa su vida y repasa sus éxitos, fracasos, luces y sombras. El argumento, aunque fuera por única vez, conectaba con mis inquietudes. No voy a caer en arrogancia cinematográfica, ni me compete, ni seguramente estoy a la altura; pero dado el tema escogido, no estaría nada mal que Almodóvar se diese una vuelta por “Las Fresas Salvajes” de Ingmar Bergman, o el “Ocho y medio” de Federico Felini... O por citar algo más reciente “Synecdoche, New York” de Charlie Kaufman, y un largo etcétera, de películas cuya única ambición no ha sido otra que la de visualizar la crisis de sujetos abocados a la parálisis creativa, haciéndolo de una manera reflexiva, trascendente, introspectiva, delicada... y por consiguiente universal. Pero en “Dolor y Gloria” no hay por dónde empezar. Ya la arrogancia del título se las trae, pero la banalidad de su planteamiento cinematográfico es de tal magnitud, que hay fragmentos supuestamente emotivos que mueven a la carcajada, dramas de celofán que ni empatizan ni conectan... Y esa habiual y magnificada tragedia de sus personajes que nos debiera incumbir y llevar a la compasión... que es de salir huyendo
Hay no obstante algo que me preocupa más. Almodóvar es libre de caer reiteradamente en sus errores, en su falta de conexión, en su impericia cinematográfica... allá él. Lo que sigo sin entender y que me llevaré conmigo al más allà es qué mano negra se esconde detrás de medios, prensa, festivales de prestigio, revistas especializadas, etc... para considerar casi únanimemente cada obra de Almodóvar como la enésima reencarnación del bien y del mal, como la definitiva obra maestra de nuestro director más internacional...buf... Que Dios nos pille confesados... aunque esto de Dios y la confesión -tan almodovariano- es otra de esas cuestiones para las que tampoco...
Doménec
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