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Voto de electricchairman:
3
6,2
56.738
Ciencia ficción. Thriller. Acción
Año 2019. Lincoln Seis-Echo y Jordan Dos-Delta se encuentran entre los cientos de residentes de una especie de campo de concentración. Dentro de ese lugar cuidadosamente vigilado, su vida cotidiana, como la de los demás, está rigurosamente controlada y llena de restricciones. La única salida -y la esperanza que todos comparten- consiste en ser elegidos para ir a "La isla", el único lugar del mundo que no ha sufrido los efectos ... [+]
14 de octubre de 2008
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que un moderado comienzo prometedor anticipa se viene abajo por completo durante el desenlace, y la película acaba degenerando en un producto típicamente de consumo de masas, sin el menor atisbo de originalidad o creatividad: Michael Bay vuelve para romper taquillas usando, en esta ocasión, el reclamo de la ciencia-ficción, pero con la trampa como moneda de cambio. El rigor, la profundización en aspectos éticos y la coherencia de la historia se apartan de manera premeditada para ofrecernos un festival pirotécnico que pretende ser rupturista, cuando en ningún caso lo es. Literalmente, todo lo que en la película se construye acaba hecho pedazos, como poco, cuando no añicos.
La introducción y presentación son estimables, aunque tampoco soberbias, pues poseen aspectos muy prescindibles y otros, que podían haber dado mucho más juego, son despachados rápidamente. Aquellas, dan paso a la situación que se pretende buscar desde el principio. El guión, conscientemente enfocado a dicho aspecto, rehúsa de la verdadera ciencia-ficción y avanza por derroteros muy diferentes, lo que provoca decepción a quienes vaticinaban una historia interesante y reveladora. No en balde, son nada menos que tres guionistas los que van ventilando, a golpe y porrazo, multitud de situaciones que resultan, como poco, huecas de contenido, habiendo incluso algunas verdaderamente ridículas.
La dirección no hace más que ponerle movimiento al texto, y Bay satura gran parte del metraje con imágenes, planos y escenas atropelladas, buscando la belleza estética en algunas de ellas (con ciertos usos de cámara lenta que resultan bochornosos) y consiguiendo, con su estilo tradicional, abrumar al espectador, que permanece incapaz de disfrutar de los pocos fotogramas que llaman la atención. Se usa también una fotografía que funciona a ratos, resultando llamativa en algún que otro momento, pero acaba por ser un factor más del acabado total, incluso hay momentos en los que da un aspecto cetrino, adusto, feo, a la proyección. Bien es cierto que con el camino que sigue la historia no se puede pretender mucho más en las agotadoras dos horas y cuarto, pero con las posibilidades que la historia tenía, el reparto medianamente solvente y los medios técnicos se podía haber conseguido mucho más en multitud de frentes.
Pretender buscarle madera de película con posibilidades, o de entretenimiento de gran factura es, sin duda, labor fútil. Quienes busquen un producto modesto de evasión sin más pueden sentirse satisfechos, pero esta película no alcanza unos niveles mínimos de calidad como para erigirse en un producto relevante de ciencia-ficción, en particular, ni de géneros afines en general: fracasa en ambos intentos, y la sensación que deja es de algo ya visto, sin aportar absolutamente nada nuevo.
La introducción y presentación son estimables, aunque tampoco soberbias, pues poseen aspectos muy prescindibles y otros, que podían haber dado mucho más juego, son despachados rápidamente. Aquellas, dan paso a la situación que se pretende buscar desde el principio. El guión, conscientemente enfocado a dicho aspecto, rehúsa de la verdadera ciencia-ficción y avanza por derroteros muy diferentes, lo que provoca decepción a quienes vaticinaban una historia interesante y reveladora. No en balde, son nada menos que tres guionistas los que van ventilando, a golpe y porrazo, multitud de situaciones que resultan, como poco, huecas de contenido, habiendo incluso algunas verdaderamente ridículas.
La dirección no hace más que ponerle movimiento al texto, y Bay satura gran parte del metraje con imágenes, planos y escenas atropelladas, buscando la belleza estética en algunas de ellas (con ciertos usos de cámara lenta que resultan bochornosos) y consiguiendo, con su estilo tradicional, abrumar al espectador, que permanece incapaz de disfrutar de los pocos fotogramas que llaman la atención. Se usa también una fotografía que funciona a ratos, resultando llamativa en algún que otro momento, pero acaba por ser un factor más del acabado total, incluso hay momentos en los que da un aspecto cetrino, adusto, feo, a la proyección. Bien es cierto que con el camino que sigue la historia no se puede pretender mucho más en las agotadoras dos horas y cuarto, pero con las posibilidades que la historia tenía, el reparto medianamente solvente y los medios técnicos se podía haber conseguido mucho más en multitud de frentes.
Pretender buscarle madera de película con posibilidades, o de entretenimiento de gran factura es, sin duda, labor fútil. Quienes busquen un producto modesto de evasión sin más pueden sentirse satisfechos, pero esta película no alcanza unos niveles mínimos de calidad como para erigirse en un producto relevante de ciencia-ficción, en particular, ni de géneros afines en general: fracasa en ambos intentos, y la sensación que deja es de algo ya visto, sin aportar absolutamente nada nuevo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Esta película fue un rotundo éxito comercial en su estreno, y posteriormente ha seguido viviendo de las rentas en el mercado doméstico. Quizá se trate sólo de eso, de un producto de evasión para quienes no desean otra cosa que sentarse lo más cómodamente que puedan y pasar algo más de dos horas recibiendo impactos visuales de manera frenética. Porque sí, hay gente que gusta de dicha estética, tan usada en cine y televisión desde hace ya años, cuando se puso de moda, y que pretende dotar de fuerza a la narración, consiguiendo justamente lo contrario. Se puede contar lo mismo de manera mucho más sencilla, sin tanta epilepsia visual, y obtener un resultado estimable.
La cinta podría ser un híbrido argumental de “Blade Runner” y “Total Recall”, y aunque puedan existir similitudes con otros títulos de acción contemporáneos, son sus modelos de referencia más evidentes. Ambos precedentes son de indiscutible calidad: la primera es un clásico por derecho propio, además de obra de culto, ya no sólo de la ciencia-ficción, sino del cine en general. La segunda fue una más que digna muestra de fusión entre la ciencia-ficción y el cine espectáculo, aunque era la segunda vía la que, finalmente, se hacía con el control total de la película, aunque esto no le restaba categoría. En ambos casos, los recursos estéticos, argumentales, de dirección, etc., configuran un modelo narrativo cuyas bases se sustentan en imágenes que se pueden degustar sin tener la sensación de que se nos apremia para procesarlas cuanto antes. En “The Island” sucede esto último: descontando algunas escenas, en las que la cámara permite detenerse mínimamente en algún detalle, la mayoría de los planos de acción son un despilfarro mal grabado. Es decir, que la fuerza estética de las explosiones, impactos, demoliciones, y otras roturas que se producen a lo largo de buena parte de la película son, por desgracia, bien recogidas pero mal presentadas. No sé si es el montaje final, o el tratamiento posterior de los fotogramas, pero como espectador no puedo entender que se echen a perder tantos minutos presentándolos de esa forma tan atropellada.
Luego está el otro gran error de la película, que es optar por una acción trepidante cuando la historia, si bien desecharía las dosis masivas de espectacularidad, daba para mucho más en otros terrenos como el drama en un futuro no muy lejano, o la ética científica y sus problemas. En el caso de “Total Recall”, las premisas son presentadas desde el principio y no hay lugar para otro tipo de desarrollo en la historia (en una crítica posterior lo explicaré), de modo que la acción, espectacular, violenta y trepidante, estaba plenamente justificada. En “Blade Runner”, aunque las dosis de acción son muchísimo más reducidas, y tratadas de manera mucho más estética que lúdica, lo que prevalece es el debate que origina la historia de los replicantes, que no es muy diferente a la de los clones del film de Michael Bay.
La cinta podría ser un híbrido argumental de “Blade Runner” y “Total Recall”, y aunque puedan existir similitudes con otros títulos de acción contemporáneos, son sus modelos de referencia más evidentes. Ambos precedentes son de indiscutible calidad: la primera es un clásico por derecho propio, además de obra de culto, ya no sólo de la ciencia-ficción, sino del cine en general. La segunda fue una más que digna muestra de fusión entre la ciencia-ficción y el cine espectáculo, aunque era la segunda vía la que, finalmente, se hacía con el control total de la película, aunque esto no le restaba categoría. En ambos casos, los recursos estéticos, argumentales, de dirección, etc., configuran un modelo narrativo cuyas bases se sustentan en imágenes que se pueden degustar sin tener la sensación de que se nos apremia para procesarlas cuanto antes. En “The Island” sucede esto último: descontando algunas escenas, en las que la cámara permite detenerse mínimamente en algún detalle, la mayoría de los planos de acción son un despilfarro mal grabado. Es decir, que la fuerza estética de las explosiones, impactos, demoliciones, y otras roturas que se producen a lo largo de buena parte de la película son, por desgracia, bien recogidas pero mal presentadas. No sé si es el montaje final, o el tratamiento posterior de los fotogramas, pero como espectador no puedo entender que se echen a perder tantos minutos presentándolos de esa forma tan atropellada.
Luego está el otro gran error de la película, que es optar por una acción trepidante cuando la historia, si bien desecharía las dosis masivas de espectacularidad, daba para mucho más en otros terrenos como el drama en un futuro no muy lejano, o la ética científica y sus problemas. En el caso de “Total Recall”, las premisas son presentadas desde el principio y no hay lugar para otro tipo de desarrollo en la historia (en una crítica posterior lo explicaré), de modo que la acción, espectacular, violenta y trepidante, estaba plenamente justificada. En “Blade Runner”, aunque las dosis de acción son muchísimo más reducidas, y tratadas de manera mucho más estética que lúdica, lo que prevalece es el debate que origina la historia de los replicantes, que no es muy diferente a la de los clones del film de Michael Bay.