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Voto de electricchairman:
7
7,2
119.650
Acción. Thriller
En lo alto de la ciudad de Los Ángeles, un grupo terrorista se ha apoderado de un edificio tomando a un grupo de personas como rehenes. Sólo un hombre, el policía de Nueva York John McClane (Bruce Willis), ha conseguido escapar del acoso terrorista. Aunque está solo y fuera de servicio, McClane se enfrentará a los secuestradores. Él es la única esperanza para los rehenes. (FILMAFFINITY)
25 de agosto de 2008
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cinta de acción que prácticamente instauró una nueva forma de entender el género, cuando no forjó uno propio. "Die hard" es una de esas películas destinadas a entretener que, sin embargo, dejan un sabor de boca mucho más agradable de lo que cabe esperar en este tipo de producciones. Esto se consigue cuando detrás hay un impecable trabajo de guión, dirección e interpretación, unido a unos holgados medios, permitiendo que una única situación se prolongue durante más de dos horas y el espectador, aunque no de crédito a lo que ve, se mantenga en vilo hasta el final, disfrutando como nunca si se siente atraído por esta clase de historias.
Y la situación es de lo más tópica: un policía con problemas personales está por casualidad en el lugar menos oportuno, y se encuentra en un abrir y cerrar de ojos luchando contra unos criminales armados hasta los dientes. El escenario ofrece un amplio campo de batalla pero, dada su posición de elemento intruso en un plan maquiavélico, resulta claustrofóbico. Y pese a la gran ventaja del enemigo, el protagonista posee recursos que resultan, a la postre, mucho más contundentes y eficaces. Conforme avanza el metraje, las soluciones alcanzan cotas de inverosimilitud que sólo pueden justificarse en el cine.
De modo que una historia maniquea y sobradamente explotada se convierte en un espectáculo modélico. Y es que esa es la gran baza de "Die hard", su carencia de credibilidad, tanto como de límites a la hora de desarrollar sus planteamientos, por otro lado, casi inexistentes. Pero algo así no puede nunca llegar a buen puerto si no hay una labor de dirección que orqueste correctamente cada movimiento, más aún teniendo en cuenta que la sinfonía va "in crescendo". John McTiernan obró el milagro, unido a un excelente equipo técnico, y a un Bruce Willis inconmensurable, en su primer papel de relieve en un largometraje. Este último realiza una magnífica creación con el personaje de John McLane, y muy de cerca le siguen muchos más nombres que aportaron profesionalidad para complementar las andanzas del protagonista.
Acción casi sin límites, pirotecnia en dosis masivas y usada con sabiduría, suspense unido a toques de humor y algún momento de crispación, narración lineal y sin tiempos muertos: un modélico ejemplo de cine de consumo sin más pretensiones que la de servir al público con verdaderas ganas de evadirse.
Y la situación es de lo más tópica: un policía con problemas personales está por casualidad en el lugar menos oportuno, y se encuentra en un abrir y cerrar de ojos luchando contra unos criminales armados hasta los dientes. El escenario ofrece un amplio campo de batalla pero, dada su posición de elemento intruso en un plan maquiavélico, resulta claustrofóbico. Y pese a la gran ventaja del enemigo, el protagonista posee recursos que resultan, a la postre, mucho más contundentes y eficaces. Conforme avanza el metraje, las soluciones alcanzan cotas de inverosimilitud que sólo pueden justificarse en el cine.
De modo que una historia maniquea y sobradamente explotada se convierte en un espectáculo modélico. Y es que esa es la gran baza de "Die hard", su carencia de credibilidad, tanto como de límites a la hora de desarrollar sus planteamientos, por otro lado, casi inexistentes. Pero algo así no puede nunca llegar a buen puerto si no hay una labor de dirección que orqueste correctamente cada movimiento, más aún teniendo en cuenta que la sinfonía va "in crescendo". John McTiernan obró el milagro, unido a un excelente equipo técnico, y a un Bruce Willis inconmensurable, en su primer papel de relieve en un largometraje. Este último realiza una magnífica creación con el personaje de John McLane, y muy de cerca le siguen muchos más nombres que aportaron profesionalidad para complementar las andanzas del protagonista.
Acción casi sin límites, pirotecnia en dosis masivas y usada con sabiduría, suspense unido a toques de humor y algún momento de crispación, narración lineal y sin tiempos muertos: un modélico ejemplo de cine de consumo sin más pretensiones que la de servir al público con verdaderas ganas de evadirse.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El título en España acabó convirtiéndose en una desafortunada elección: si bien funcionó a las mil maravillas en esta primera entrega, dada la innumerable cantidad de fragmentos de cristal que dificultan las pesquisas de Willis, en las siguientes (hasta un total de 4, momento en el que escribo esta crítica) carece de todo sentido. Pese a todo, "la jungla" siguió cautivando a millones de espectadores en todo el mundo, y pasará a la historia del cine como una de las sagas más importantes y rentables de Hollywood.
También creo importante destacar la buena interpretación de Alan Rickman como el líder de los terroristas que, al final, resultan ser sofisticados ladrones. El momento culminante, para mí uno de los más conseguidos, es el encuentro fortuito que tiene con McLane, en el que los antagónicos personajes se encuentran cara a cara por primera vez. También destacaría a Reginald Veljohnson como el simpático agente que sirve de apoyo moral y psicológico a un estresado Willis: el momento en el que este llama la atención de aquel arrojándole uno de los atracadores y disparándole al coche es alucinante y de gran comicidad. Es de agradecer, precisamente, este tipo de concesiones al humor, que hacen más cercana una película que, si se tomara en serio, podría resultar hasta ridícula.
Otro de los impagables es el personaje del yuppie que acaba siendo asesinado por tratar de negociar con los villanos, así como el vengativo sicario interpretado por Alexander Godunov. También, mención especial a Robert Davi, en un pequeño papel que le viene como anillo al dedo. Son muchos los secundarios que levantan esta película con sus buenas actuaciones, y gracias a ellos nada se viene abajo...excepto una azotea y alguna que otra planta del Nakatomi Plaza. Por supuesto, la mejor de la saga, aunque si se hubiese quedado en un solo film, estaríamos igualmente ante una de las mejores películas de acción de todos los tiempos.
También creo importante destacar la buena interpretación de Alan Rickman como el líder de los terroristas que, al final, resultan ser sofisticados ladrones. El momento culminante, para mí uno de los más conseguidos, es el encuentro fortuito que tiene con McLane, en el que los antagónicos personajes se encuentran cara a cara por primera vez. También destacaría a Reginald Veljohnson como el simpático agente que sirve de apoyo moral y psicológico a un estresado Willis: el momento en el que este llama la atención de aquel arrojándole uno de los atracadores y disparándole al coche es alucinante y de gran comicidad. Es de agradecer, precisamente, este tipo de concesiones al humor, que hacen más cercana una película que, si se tomara en serio, podría resultar hasta ridícula.
Otro de los impagables es el personaje del yuppie que acaba siendo asesinado por tratar de negociar con los villanos, así como el vengativo sicario interpretado por Alexander Godunov. También, mención especial a Robert Davi, en un pequeño papel que le viene como anillo al dedo. Son muchos los secundarios que levantan esta película con sus buenas actuaciones, y gracias a ellos nada se viene abajo...excepto una azotea y alguna que otra planta del Nakatomi Plaza. Por supuesto, la mejor de la saga, aunque si se hubiese quedado en un solo film, estaríamos igualmente ante una de las mejores películas de acción de todos los tiempos.