Este último trabajo de Darren Aronofsky es de las películas más extrañas que he visto en mi vida. Su argumento es sumamente rebuscado y prácticamente imposible de entender a la primera. Aquellos que se enteraron de todo durante el primer visionado son unos superdotados porque Madre! es un producto repleto de simbolismos y referencias que no son fáciles de captar ni muchísimo menos. La producción ha sido tan alabada como vapuleada, pues se trata de una de esas propuestas que te encantan o las odias, así de claro. En mi caso, me sitúo en una zona intermedia, donde me hallo relativamente cómodo al no posicionarme en ningún extremo. He visto, con este, 3 films del señor Aronofsky y este último es con mucha diferencia el más raro de ellos. Hace poco menos de un año vi La fuente de la vida y me gustó bastante. Es cierto que también contaba con una trama compleja de comprender, pero a diferencia de Madre!, esa cinta proporcionaba las claves de su entendimiento de una manera mucho más evidente. Noé en cambio fue un metraje que se alejó por completo del sello del cineasta llegando a parecer que era otro el que se puso tras las cámaras. Confieso que me previnieron acerca de este filme y yo ya me esperaba que no me iba a dejar indiferente antes de verlo. Los que buscan cine de entretenimiento se aburrirán fijo si ven esta cinta. La interpretación de Jennifer Lawrence es descomunal, magnífica en todos los sentidos. Javier Bardem, como de costumbre, no tiene la más mínima expresión facial y cualquiera podría haber realizado su papel igual o mejor que él. En cuanto a Ed Harris y Michelle Pfeiffer, cumplen como meros actores secundarios que son en esta ocasión.