La verdad es que me dispuse a ver esta película con un poco de demasiado canguelis (una comedia romántica y con Hugh Grant... ¡que miedo!), pero como había leido las opiniones de algunos usuarios gracias a los cuales he podido disfrutar de pelis que, muy probablemente, sin sus buenas críticas jamás hubiese visto (aquí debo destacar a Txarly, cuya excelente prosa me descubrió maravillas como Mediterráneo, las normas de la casa de la sidra, o Carandiru, entre otras), me decidí a arriesgarme.
Comenzó la peli, y una voz en off pronunciaba frases almibaradas mientras demasiada gente se abrazaba y sonreía. Algunas alarmas anti-babas se dispararon en mi cerebro: si aquello era el principio, no podía augurar nada bueno.
Pero de inmediato, un yayo con pinta de degenerado aparece cantando con el culo una versión navideña del tema principal de las bodas y el funeral: "esto ya es otra cosa", pensé mientras me descojonaba... después, en una rápida sucesión de cambios de escena (estilo narrativo que acompañará al film hasta su final), veo a la Keira Nnightley vestida de novia y sonriendo, y no sólo no tiene su eterno mohín de haber pisado una bosta, sino que está realmente preciosa. Aún no he dejado de sorprenderme, cuando un tipo regresa a su casa de improviso y descubre que ya no es el rey de su reina, sino el quinto de la tarde... ¡Cojonudo! Aún no van cinco minutos de peli, y ya me han sorprendido tres veces.
A partír de ahí, mi interés fué creciendo y no se extinguió hasta el final, aunque en este caso más bien habría que decír finales, ya que son muchas las historias que aquí se nos cuentan de una manera perfectamente fragmentada, y que se hacen encajar unas con otras con total fluidez. ¿Exceso de almíbar?: en según que momentos, desde luego. Pero, a veces, apetecen los dulces. ¿Falta de verosimilitud en las historias?: Y tanto, pero si el cine es magia, y si ése parametro sirve para cuando un ricachón se enrrolla a billetazo limpio con la prostituta más dentona del barrio, o para cuando un crío establece una relación algo sospechosa con un extraterrestre de dedos perfectos para tactos rectales, también vale aquí para cualquiera de las historias que nos cuentan.
En resumen: que exceptuando alguna nota discordante (el baile estilo Risky Bussiness que se marca el Hugh, por ejemplo), esta peli es absolutamente entretenida, y con momentos de una ternura exquisita mezclados con otros verdaderamente cómicos.
Muy recomendable por el buen rollo que desprende de forma contagiosa, y por la maestría con la que se han seleccionado las piezas de la banda sonora, que además suenan en el momento más preciso.