Todas las escenas, pese a sus dos horas cuarenta de metraje, son necesarias e importantes. Refleja con acierto el desgarro existencial que se produce tras la guerra y el regreso a casa de los soldados. Las heridas físicas y aquellas otras... tal vez más profundas, que se manifiestan en la fractura emocional, son narradas con pulcritud y acierto, desde una buena planificación y estructura.

Los más de setenta años transcurridos dejan su poso. El cine ha evolucionado... ahora, como curiosidad y para una tarde "clásica" cumple su cometido...